La saña de la 4T contra Cuauhtémoc Excelsior

 Con el argumento de que “su poder económico” podría facilitar actos de corrupción en el interior del Reclusorio Oriente –donde permanecía desde el 4 de enero pasado–, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre fue trasladado este lunes al penal de alta seguridad de El Altiplano (Almoloya de Juárez, Estado de México.
Ésa fue la justificación de la fiscal Ernestina Godoy para solicitar el traslado, lo que se suma a las dudas sobre la polémica detención del exdirigente local del PRI, contra el que, está claro, hay consigna política.
El juicio en contra de Gutiérrez de la Torre está plagado de tantas irregularidades, que en cualquier otro lugar, cualquier estudiante de Derecho lo podría sacar de prisión, por lo endeble de los señalamientos.
Expertos en leyes coinciden en que no hay la más mínima prueba que inculpe al exdirigente político, y que no se explican cómo es que la fiscalía crea que tiene un caso sólido.
Mucho se ha dicho que el juicio por la supuesta explotación sexual de edecanes contratadas por el PRI, es un invento originado en el interior del propio partido, por diferencias entre las dirigencias local y nacional, previas a las elecciones de 2015.
Aunque el caso estaba enterrado, en la fiscalía aseguran que se revivió por presiones de una influyente conductora radiofónica.
Independientemente de ello, la acusación de Godoy en el sentido de que Cuauhtémoc podría corromper con su dinero a las autoridades carcelarias, es un balazo en el pie para la propia 4T.
Y es que el penal está a cargo de la Secretaría de Protección Ciudadana –a la que le acaban de pasar esa papa caliente–, pero antes estuvo a cargo del subsecretario del Sistema Penitenciario, Hazael Ruiz, quien hoy labora en la Policía Federal con Rosa Icela Rodríguez.
Ni cómo decir que la corrupción era sólo de los neoliberales, pues la 4T ha tenido el control de los penales desde que llegó.
Si en verdad piensa que Cuauhtémoc puede comprar a las autoridades del penal, y por eso fue necesario su traslado, hay que recordarle a Ernestina que el Chapo Guzmán corrompió a los encargados de El Altiplano, así que el cambio no garantiza nada.
Pero si Gutiérrez de la Torre puede comprar privilegios, ¿a poco Emilio Lozoya –a quien a lo mejor liberan hoy–; el exgobernador Javier Duarte; el diputado morenista Saúl Huerta, o cualquier delincuente de medio pelo no lo podrían hacer?Está claro que lo del exdirigente priísta se ha convertido en algo personal para la fiscal.
Sólo así se explicaría por qué la saña contra él.
Como si éste fuera el caso con el que hará historia en el sexenio.
Nadie quisiera pensar que es porque ella y Cuauhtémoc fueron duros rivales políticos en la alcaldía Iztapalapa.
O porque este personaje apoyó a Ricardo Monreal antes de las elecciones internas donde disputaba la candidatura de Morena para la CDMX contra Claudia Sheinbaum y Martí Batres, ¿o sí? A lo mejor piensan que hubiera vuelto apoyar a Monreal si se lanza por la capital, y que es mejor anularlo.
 Columnista: Adrián RuedaImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0