Puebla.
En esta época de lluvia, uno de los principales problemas que viven las zonas urbanas son las inundaciones.
Varios factores las pueden provocar y varias medidas se llevan a cabo para contenerlas, una de ellas es la construcción de vasos reguladores; pero, cabe preguntarse, ¿qué es un vaso regulador?
Un vaso regulador es un espacio construido por el hombre con la finalidad de acumular el agua de las lluvias para evitar las inundaciones.
Los vasos reguladores pueden construirse en forma de presas, con un dique de concreto en uno de sus extremos, o en forma de lago o estanque, dependiendo de la cantidad de agua que requieran albergar.
En varias ocasiones son apoyados por un canal, también construido con bordes de concreto o simplemente son ubicados en la desembocadura de algún río o canal para aprovechar el paso natural del afluente.
Su finalidad no es únicamente albergar el agua, sino limpiarla de contaminantes, principalmente residuos sólidos que se quedan atrapados en las rejillas ubicadas en los canales de entrada al estanque.
El problema es que en ocasiones la cantidad de basura excede su capacidad de las puertas y los desechos se acumulan hasta tapar por completo las entradas e impedir el paso del agua al vaso regulador, lo que provoca inundaciones.
El asunto de la basura no es menor; cabe recordar que en la Ciudad de México se han encontrado desde sillones o estufas hasta automóviles tapando las entradas de los vasos reguladores.
Otra de las tareas que cumplen los vasos reguladores es que, una vez captada el agua de las lluvias, la canalizan hacia canales subterráneos, con lo que el vital líquido se reinyecta en el subsuelo, con lo que se impide la desecacción de los mantos freáticos.
El agua acumulada también se pude desviar, una vez terminada la lluvia, y usarse para riego de sembradíos, para uso doméstico o para generar energía por medio de una planta hidroeléctrica.
El legado de Nabor Carrillo
Nabor Carrillo Flores fue un ingeniero geotécnico mexicano, rector en dos periodos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y merecedor del Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1957.
Este científico desarrolló en 1965 el Plan Texcoco, con el que se rescató el Lago de Texcoco, el cual se encontraba casi seco, lleno de aguas negras y había comenzado a ser invadido por la mancha urbana.
El ingeniero, junto con su colega Gerardo Cruickshank, emprendió el rescate del cuerpo de agua.
Un total de diez mil hectáreas, ubicadas en el oriente de la Ciudad de México y el municipio de Texcoco de Mora, en el Estado de México, fueron declaradas área de propiedad federal.
Estos terrenos fueron limpiados y se realizaron obras para que recuperaran su profundidad original con la finalidad de que pudieran servir como pequeñas lagunas que captaran el agua proveniente de los ríos entubados que atraviesan la Ciudad de México.
La mayor de estas lagunas, que tiene una superficie de mil hectáreas, fue bautizada como Nabor Carrillo, en honor al ingeniero que desarrolló el proyecto.
El rescate del Lago de Texcoco provocó desde un inicio que disminuyeran considerablemente las inundaciones en la capital del país; por ello, el proyecto de construir en esa zona el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México fue duramente criticado por expertos como José Luis Luege Tamargo, exdirector de Conagua, quien decía que la obra sólo provocaría inundaciones en la gran metrópoli.
Con la llegada a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, se canceló el proyecto del aeropuerto y pronto se planea volver a inundar este vaso regulador para que recupere su función ecológica y de prevención de desastres.
Hay otros vasos reguladores en la Ciudad de México, un ejemplo es el Lago de Zumpango, el cual fue inundado en 1989 y cuenta con una superficie de 1853 hectáreas y una capacidad de captación de hasta cien millones de metros cúbicos de agua.
Además, este cuerpo de agua ha permitido la proliferación de especies acuáticas y de aves, lo cual fomenta la biodiversidad en la región, y se ha convertido en un destino turístico, lo que representa fuentes de empleo y deja una derrama económica para los pobladores.
Vasos reguladores en Puebla
En la ciudad de Puebla existen algunos vasos reguladores; uno de ellos es la Laguna de San Baltazar, la cual tiene una extensión de 66 mil metros cuadrados y hace poco fue rescatada como vaso regulador, aunque para ello se requirió de trabajos de limpieza y de excavación para ampliar su capacidad de captación de agua.
Otros es Puente Negro, donde recientemente se realizaron labores de limpieza, retirando cerca de 13 toneladas de basura.
Aunque el principal problema es la basura generada por las personas, en menor medida estos sitios se ven afectados por la caída de ramas y hojas de los árboles que por lo regular crecen alrededor de los vasos reguladores, ya que al existir estos cuerpos de agua, se convierten en sitios idóneos para el desarrollo de la flora y la fauna.
Otro vaso regulador en Puebla capital es la laguna de Chapulco, ubicada en el sur de la ciudad, a un lado de la unidad habitacional San Jorge, y que en la actualidad está rodeada de un parque donde también se realizan actividades lúdicas y deportivas.
No se trata de una laguna natural, ya que fue construida en 1946 por el gobierno federal, encabezado en ese entonces por el presidente Manuel Ávila Camacho para apoyar a los ejidatarios de la zona.
En esta época de lluvias, estos sitios evitan las inundaciones y ayudan a canalizar el agua
RedacciónDestacada