Yariel Rodríguez y Equipo Cuba: Federación Cubana decide rumbo al Clásico Mundial Swingcompleto.com
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La polémica en torno a la conformación del Equipo Cuba parece no acabar nunca. Incluso, se ha avivado esa llama después de que se diera a conocer a Germán Mesa como manager del conjunto. Pero un poco por detrás del telón aparece un tema turbio y complicado que envuelve a Yariel Rodríguez y puede poner aún más en tela de juicio el actuar de los mandamases del beisbol cubano.
El derecho perteneciente a Toronto Blue Jays aseguró hace algunas jornadas que está dispuesto a vestir la franela del Cuba en el VI Clásico Mundial.
«Para mí sería un placer volver a hacer un Equipo Cuba. Lo que se vive ahí con tus compañeros, ese ambiente, no lo vuelves a vivir nunca. Para mí ese Clásico, ese ambiente, ese gran olfato de querer ganar y compartir con tus amigos, es algo muy importante. De verdad quisiera volver a jugar con Cuba en un Clásico Mundial», declaró Yariel a nuestro medio, Swing Completo.
Para el cuerpo técnico debe haber sido satisfactorio conocer que pueden contar con una de las mejores figuras del pitcheo antillano en la Gran Carpa. Hasta ahí todo parece idílico, pero hay un problema: el camagüeyano es uno de los jugadores vetados por la Federación Cubana de Beisbol.
Recordemos que él abandonó un contrato en Japón gestionado por esta entidad. E incluso, en una nota oficial, desde la Isla llegaron a exigirle 10 millones de dólares por daños y perjuicios.
Entonces aparecen las interrogantes hasta ahora sin respuesta ¿qué hará la Comisión Nacional de beisbol? ¿Seguirá con su obsoleta política represiva o dará su brazo a torcer?
Yariel Rodríguez le dio la pelota a la Federación Nacional
Como Yuli Gurriel, Lourdes Jr., Aroldis Chapman, Adolis García y otros, el diestro camagüeyano forma parte de un listado de inelegibles. Lo que le prohíbe a estos peloteros participar por el equipo Cuba no es una ley plasmada en ninguna gaceta oficial o reglamento, es una suerte de decreto de buró que se aplica mejor que muchas de las leyes constitucionales vigentes en la Isla.
Pero por encima de esto hay una realidad que se impone. El equipo nacional que va de desastre en desastre, designaron a un manager impopular y Cuba es un país que se cae a pedazos, el descontento popular es general y la gente puede encontrar en la pelota un motivo para sonreír e ilusionarse.
Esto último es, quizás, lo más importante de todo respecto al tema Yariel Rodríguez. Es probable que la Federación decida «debido a su buen comportamiento» darle al diestro la oportunidad que no reciben otros que sí han señalado públicamente al Gobierno.
De esta forma, liquidan dos pájaros de un tiro. Se lavan la cara un poco y cuentan con los servicios de quien sería una de sus mejores cartas del pitcheo.
El regreso al cuba No será fácil
No obstante, no será tan sencillo que el dorsal 29 de Toronto Blue Jays vuelva a vestir la franela del equipo Cuba. Alguien tendrá que aceptar su error. O Yariel asume que actuó mal, o la Comisión lo hará ver así. Es difícil (casi imposible) que sea la entidad quien admita directamente que su política contra quienes abandonan es represiva, errada y obsoleta.
De participar Yariel, esto sentará un precedente peligroso para los dirigentes del deporte en la Isla a quienes les fascina ejercer el control sobre los atletas. Lo verán de la siguiente forma: Para muchos será muy fácil huir y luego volver sin castigo alguno.
Por ende, no creo que el caso Yariel Rodríguez le haga mucha gracia a los Pérez Pardo y compañía, personajes que han mostrado su verdadera cara en casos como el de Erly Casanova, por ejemplo.
En conclusión, nadie sabe si Yariel volverá o no al Cuba. Ya el pitcher hizo su labor. Ahora la bola está en las manos de la Comisión Nacional y las entidades encargadas de tomar la decisión final.
Por mi parte, estoy seguro de que si del pueblo dependiera, no solo contaría el camagüeyano, sino también todos esos grandes jugadores que en algún momento decidieron partir, incluso aquellos que están en contra del Gobierno. Pero como el equipo no es ni por, ni para el pueblo, hay que esperar.
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