La advertencia de un psicoanalista sobre las relaciones de pareja: “Te enamoras de un rasgo que ya venías amando” Infobae
La idea de que el enamoramiento no es fruto del azar ni de la casualidad es una de las advertencias que plantea el psicoanalista Gabriel Rolón respecto a las relaciones de pareja. A menudo, la atracción parece surgir de manera inexplicable, pero, según destaca este experto con más de dos millones de seguidores en TikTok, “te enamoras de un rasgo que ya venías amando”.
Esta perspectiva invita a mirar más allá de lo evidente y a preguntarse por el origen profundo de las propias elecciones afectivas, sobre todo cuando muchas personas se sorprenden al comprobar que repiten patrones semejantes, incluso cuando estos terminan causando sufrimiento.
Un reflejo de la infancia
De acuerdo con un vídeo que ha compartido en su perfil el psicoanalista, esta situación resulta familiar para muchos: dos personas conocen a un mismo grupo y, sin embargo, muestran preferencias completamente diferentes a la hora de sentirse atraídas. “Tú no te enamoras de cualquier persona que pasa por ahí”, ha indicado el especialista.
Lo que algunos consideran una simple cuestión de gustos, suele responder a experiencias tempranas y a aprendizajes interiorizados desde la infancia. Por eso, cuando alguien siente una atracción especial por una persona con determinadas características, en realidad está reconociendo algo conocido de su propia historia, aunque no siempre consiga explicarlo conscientemente. “Salen juntos, conocen a dos personas y uno dice: “Uy, mira qué guapa esa, la morena”. Y tú dices: “No, es más guapa la rubia”. ¿Por qué a él le gusta la morena y a ti la rubia? Bueno, no es que una persona sea más guapa que la otra”, ha destacado el analista.
El amor como aprendizaje y la huella de la infancia
El punto de partida de este razonamiento es claro: “Amar se aprende. Uno no nace sabiendo amar”. La forma en la que se vive el amor y los rasgos que resultan atractivos se construyen desde la infancia, generalmente a partir del entorno familiar. Observar de cerca los vínculos entre padres y madres, y otras figuras de referencia, deja una huella que se convierte en modelo de lo que se entiende por “amor”.
De este modo, los patrones y las dinámicas se repiten, muchas veces, de forma inconsciente. La persona encuentra familiaridad donde otros solo ven distancia emocional o frialdad. Esto ha explicado, según el especialista, por qué suelen elegirse parejas con ciertos rasgos, incluso si eso termina generando sufrimiento: “Me enamoro de personas que… me hacen daño porque aprendí a amar de esa manera”.
Elecciones y sufrimiento: la pulsión interna
La repetición de relaciones dolorosas y el sufrimiento consecuente no son solo cuestión de mala suerte. El análisis psicoanalítico ha incidido en que hay factores internos, como la valoración personal y una tendencia autodestructiva, que inciden en la elección de pareja: “¿Qué pasa con tu autoestima? ¿Por qué no crees que mereces a alguien que te trate bien, que te cuide, que te dé tu lugar?”. De este modo, se repiten relaciones marcadas por la indiferencia, el maltrato o la distancia, perpetuando el aprendizaje de dolor.
Tras una ruptura, a menudo se reactivan esos recuerdos dolorosos, buscando en el pasado las pequeñas señales de afecto: “Te vas a casa, enciendes una luz tenue, pones música triste y te pones a releer los correos que te escribía cuando te amaba”. Esta repetición, que puede parecer voluntaria, responde a impulsos internos más profundos: “En nuestra psique hay una fuerza que nos impulsa hacia el dolor y el sufrimiento. Los analistas la llamamos pulsión de muerte”.
La lucha diaria entre la pulsión de vida y la de muerte, referenciada incluso en la cultura popular con la batalla entre “la fuerza y el lado oscuro”, está presente en cada persona. Perder un amor o elegir una y otra vez personas que reproducen antiguos sufrimientos no es casualidad: es la manifestación de una batalla interna por desaprender lo conocido y atreverse a construir nuevas formas de amar.
Tal y como señala el psicoanalista, facilitar ese desaprendizaje de los viejos registros y atreverse a establecer vínculos nuevos es posible, pero el primer paso consiste en reconocer ese rasgo que “ya venías amando” aunque, a veces, sea fuente de dolor.
