IA en la sombra: el secreto peor guardado de la oficina que ni tú ni tu compañero queréis confesar Computerhoy.20minutos.es
Pongámonos en situación imaginando, por un momento, esta escena. Estás en la oficina, todos ocupados, tecleando, concentrados en sus pantallas. Pero si te acercas, descubres que hay alguno que otro que está usando ChatGPT, Copilot, Gemini o algún otro chatbot de inteligencia artificial para facilitarse el trabajo diario.
No es ninguna rareza, ya que, a finales de 2024, ChatGPT ya estaba presente en el 76% de las oficinas del mundo y uno de cada tres empleados lo usaba de forma habitual. Pero aquí viene lo curioso: una parte importante de esos trabajadores lo hace en secreto, sin decírselo a su jefe ni a sus compañeros.
Sin embargo, nadie lo reconoce abiertamente y es precisamente por este motivo que se ha convertido en el secreto peor guardado del mundo laboral a día de hoy.
En cuanto a los motivos, comentar que, por un lado, es obvio que existe el miedo a ser visto como 'menos profesional' o 'menos capaz'. Muchos temen que, si van contando a todos que usan IA, su jefe o sus compañeros piensen que no son capaces de hacer el trabajo por sí mismos y, lo cierto, es que es un pensamiento muy lógico.
Eso sí, aquí añadir la opinión de Aitor Pastor, CEO de Disia, entrevistado para Computer Hoy, quien considera que esto ha evolucionado incluso a un nuevo nivel: "A esta situación se le ha dado la vuelta, ahora vemos a todos los comités directivos, juntas de dirección y de accionistas que, sin saber cómo, el qué, de qué forma, ni dónde, impulsan la implementación de la IA, a toda costa, como si su puesto dependiera de ello".
Pese a esto, y según varios estudios recientes, hasta el 68% de los profesionales que usan ChatGPT en el trabajo no se lo han contado a su jefe. "El verdadero riesgo no es que la gente use IA, sino que finjan que no lo hacen", resume Amit Bendov, CEO de Gong, una plataforma de IA.
Por otro lado, hay empresas que aún no tienen una política clara sobre el uso de IA, por lo que muchos, sin tener que resignarse a no poder usarla, lo hacen a escondidas con la duda en el aire de no saber si está permitido, si hay que pedir permiso y las implicaciones que esto podría tener.
El resultado es una especie de doble vida como si de un matrimonio se tratase. La IA se usa en silencio, como un amigo invisible, mientras todo el mundo finge que el trabajo sigue siendo el de siempre y que dedican miles de horas de esfuerzo en algo que es falso.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando el secreto sale a la luz? ¿Qué riesgos tiene para los empleados y para las empresas? ¿Qué ocurre con esta persona?
Pues lo cierto es que cuando el secreto sale a la luz, lo más probable es que, si no está del todo permitido o regulado por parte de tu empresa, te toque conversación.
En los mejores casos, se le reconoce su iniciativa y se le pide que sean algo más honestos en el futuro. En los peores, ya sabes lo que podría ocurrir, aunque, sinceramente, es poco probable, a no ser que haya una política muy estricta debido al sector en el que trabajas, que prohíbe expresamente su uso.
Uno de los mayores miedos es que la IA acabe reemplazando a las personas
Si todo el mundo sabe que usas IA para hacer tu trabajo, ¿por qué no contratar directamente a la máquina y tirar a la calle al humano?
Esta pregunta seguramente muchos se la hayan hecho, especialmente en sectores donde la automatización ya está arrasando. Por eso, prefieren guardar silencio y seguir vendiendo su trabajo como 'personalizado' y 'único'.
El impacto es tan grande que casi la mitad de las empresas que usan ChatGPT ya han sustituido a algún trabajador por la IA, y el 93% planea aumentar su uso en los próximos años.
Sin embargo, no todo es negativo y muchos empleados reconocen, en privado, claro, que la IA les ha cambiado la vida. Les ayuda a ser más productivos, a aprender cosas nuevas y a tener más tiempo para otras cosas.
"Lo que sí que he estado viendo es que no se tiene en cuenta qué tipo de tareas sí que puedes llegar a realizar con la inteligencia artificial, y hay muchas tareas que no son recomendables realizar con esta tecnología que se están haciendo de forma “silenciosa” con tal de no tener que trabajar, obteniendo un resultado pobre", matiza Aitor Pastor.
El problema ahora más grande quizá lo tengan las empresas, que, por un lado, quieren aprovechar las ventajas de la IA para ser más competitivas, pero, por otro, tienen miedo de los riesgos legales, éticos y reputacionales de un uso descontrolado. Todavía revolotea por el aire la duda de qué pasa si un empleado usa IA para redactar un informe muy importante y la IA comete un error grave. ¿Aquí quién debería pagar por los platos rotos?
Por eso, muchas compañías están empezando a crear políticas internas sobre el uso de esta tecnología. Algunas lo permiten, pero exigen transparencia y supervisión. Otras lo prohíben directamente, al menos hasta que tengan más información sobre los riesgos. Y hay empresas que prefieren mirar para otro lado, esperando que el problema se resuelva solo.
El futuro está claro y pasa por la IA, sí, pero sin ocultarse
El secreto peor guardado de la oficina no puede durar para siempre. Ya no cabe ninguna duda de que la IA está aquí para quedarse, y cada vez será más difícil ocultar su uso. El punto aquí importante está en la transparencia y en reconocer que la IA es parte del trabajo y formar a los empleados para que la usen como se debe.
El 38% de los que usan ChatGPT afirman que han recibido un aumento de sueldo gracias a la mejora en su rendimiento. Desde luego, esto no es solo una moda y la IA está cambiando la forma de trabajar y quién se queda con los mejores puestos.
"Así como se aportó más valor y riqueza en el campo con la llegada de la maquinaria agrícola, hoy, están entrando “las máquinas” a la oficina, y si el valor de un país depende de cuán productiva es su fuerza de trabajo, no debemos penalizar su uso, siempre que no sea indebido", finaliza el experto.
