Rosario Castellanos íntima Excelsior

Rosario Castellanos íntima. Noticias en tiempo real Ayer, 02:10

Rosario Castellanos es una de las más grandes escritoras en nuestra lengua de todos los tiempos.
Se han valorado extensamente, con toda razón, tanto sus novelas como sus ensayos y poemas precursores del feminismo mexicano, en los que abogó para las mujeres por Otro modo de ser humano y libre.
Sin embargo, me parece que han recibido menos atención sus textos y sus poemas íntimos, sobre todo aquellos, estremecedores, en los que transmite su decepción amorosa.
Su pareja no supo valorarla como la mujer extraordinaria que fue:Nunca, como a tu lado, fui de piedra.
Y yo que me soñaba nube, agua,aire sobre la hoja,fuego de mil cambiantes llamaradas,sólo supe yacer,pesar, que es lo que sabe hacer la piedraalrededor del cuello del ahogado.
Un sector del feminismo sentencia que las mujeres, para no devenir vulnerables, deben huir del amor romántico, pero eso implica renunciar a soñarse en la relación erótica como se soñó Rosario Castellanos: nube, agua, aire sobre la hoja, fuego de mil cambiantes llamaradas.
Esas feministas parecen ignorar que, por decirlo con palabras de Francesco Alberoni, en el enamoramiento se vive lo sagrado, “la puerta, quizá la única puerta, que da acceso y hace entrever un momento superior y divino de la vida” (El misterio del enamoramiento, Gedisa).
El coito sin amor ni magia lo describió Rosario en unos versos escalofriantes:Con frecuencia, que puedo predecir,mi marido hace uso de sus derechos o, como él gusta llamarlo, paga el débitoconyugal.
Y me da la espalda.
Y ronca.
Nada más ajeno al hechizo incomparable del erotismo que ese “pago al débito conyugal”.
Rosario fue infeliz en su relación amorosa, pero esa infelicidad no se debió a que se haya enamorado, sino a que su entrega no fue correspondida con el mismo fuego que la encendió a ella.
No renunció apriorísticamente al vuelo de “el abrazo en que se unían el cielo con la tierra”.
Se entregó sin condiciones: “Si usted me falla —le escribió a su cónyuge Ricardo Guerra en una de las numerosas cartas que le dirigió—, si por cualquier motivo nuestro amor no puede realizarse, yo no quiero volver a saber nada de amor con nadie, yo quiero vivir completamente sola y sin que nadie me hable de estas cosas.
A usted no puedo substituirlo con nadie.
Lo amo a usted, con exclusión del resto del mundo”.
Su relación sentimental —como suele llamarse a la relación de pareja— fallida y la de Elena Garro con Octavio Paz han sido instrumentalizadas como armas arrojadizas por las críticas del amor romántico, pero esa instrumentalización es tan poco convincente como lo sería la de quienes objetaran el uso del automóvil aduciendo que hay colisiones y atropellamientos que producen lesiones o la muerte.
Que en todo amor hay contingencias lo supo muy bien Rosario: Para el amor no hay cielo, amor, sólo este día.
La enorme escritora supo también que el amor puede sufrir, y en numerosos casos sufre, una metamorfosis kafkiana:Henos aquí hace un siglo, sentados, meditandoencarnizadamentecómo dar el zarpazo último que aniquilede modo inapelable y, para siempre, al otro.
Pero esa posible deriva no fue óbice para que viviera a plenitud la magia del enamoramiento:Cuerpo de amor, de plenitud, de fiesta,palabras que los vientos dispersan como pétalos,campanas delirantes al crepúsculo.
El posterior desencanto no la hizo renegar de haber amado como Afrodita y Eros mandan:Yo no voy a morir de enfermedadni de vejez, de angustia o de cansancio.
Voy a morir de amor, voy a entregarmeal más hondo regazo.
  Columnista: Luis de la Barreda SolórzanoImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0


Compartir en:
   

 

 

404 Not Found

Not Found

The requested URL was not found on this server.


Apache/2.4.41 (Ubuntu) Server at lado.mx Port 443

La información agregada y la responsabilidad de esta, pertenece a los sitios que lo publican. Lado.mx solo se encarga de publicarla.