Un Papa pro migrante y tolerante al que aprenderle Diario.mx
Fue un Papa diferente. Vino a Chihuahua para promover su mensaje de paz. Vino a la frontera, siempre llena de conflictos y complicados intereses, a concientizarnos en favor de los que sufren desplazamientos. Vino a ponernos el ejemplo, para apoyar a todas las personas en situación de movilidad por problemas originados en sus países de origen, que sacrifican, en amor a su patria y su familia, para migrar hacia los Estados Unidos en búsqueda de una mejor vida, sufriendo hambre, calor, frío, extorsión, peligros y humillaciones en su caminar.
Vino específicamente a Ciudad Juárez. Ha sido el único Papa latinoamericano que lo ha hecho, aunque ya otro Papa, Juan Pablo II, otro de mis favoritos, había pisado y besado el suelo mexicano. Juan Pablo II reconoció las injusticias que la violenta conquista de México provocó para millones de indígenas que murieron en el proceso en favor de la corona y de la expansión del entonces imperio ibérico, con el pretexto de imponer un mensaje cristiano ‘superior’ y adueñarse de la tierra. La realeza española competía en ese entonces con los imperios navales inglés y portugués de Europa en sus intenciones de expandir su dominio territorial y político en toda América, y en todo el mundo en lo posible.
Pero hoy no se trata de criticar el pasado precisamente, sino de recordar con cariño al argentino de origen, Francisco.
Estos dos Papas, reyes de reyes, pero sobre todo Francisco por su origen americano, quedarán en la memoria de muchos de nosotros como dos de los más valientes de nuestra época, y así son recordados ya. Yo, católico por cultura y herencia, honro con mis palabras su memoria, aunque no puedo decir que soy un ejemplo de religión a seguir para nadie, ni lo intento jamás. Aquí me toca analizar su trabajo y ejemplo como líderes de una de las religiones más grandes e influyentes en el mundo occidental del planeta.
Francisco, ahora espíritu, logró juntar a líderes mundiales de derecha e izquierda al menos en su funeral, al que asistieron tanto Joe Biden, expresidente de Estados Unidos del Partido Demócrata, como Donald Trump, quien ganó para los intereses republicanos, pero muy criticado por sus medidas antiinmigrantes y aislacionistas, consideradas por muchos como extremas, pero para muchos otros de su país, necesarias.
Bien haría Trump en recordar el mensaje cristiano que su máximo representante en el mundo desencarnado, el Cristo, predicó: amor, tolerancia y paciencia hacia todos los seres humanos que sufren en este planeta, especialmente los que menos tienen, en lugar de poner el ejemplo como máximo reprimidor de los compatriotas latinoamericanos sin documentos en su país, quienes terminan en muchas ocasiones siendo humillados y victimizados por ser pobres principalmente.
Como símbolo máximo del poder eclesiástico de la Iglesia que representó, Francisco vino a la frontera para defenderlos, dando la cara visiblemente, para ponernos el ejemplo a todos los católicos y a todos los clérigos.
Aunque su mensaje no perduró entre la mayoría norteamericana que derrotó a los demócratas de su país, quienes al final eligieron a Trump y su mensaje xenofóbico, entre nuestras ciudades fronterizas, en Ciudad Juárez y El Paso, la Iglesia católica ha enfrentado al poder republicano de Texas, quienes buscan legalmente intervenir contra las iglesias católicas que protegen a los inmigrantes. Esta lucha ya está en las cortes norteamericanas, y va para largo.
Los derechistas extremos cristianos —no católicos— de aquel país quieren quitarle el derecho humano a la Iglesia para que hasta sus puertas lleguen legalmente las redadas antiinmigrantes, cosa que en muchos lados está ya sucediendo allá; no solo en templos y recintos ligados al catolicismo, sino en escuelas primarias, secundarias y universidades, protegidas por la Constitución estadounidense, pero que peligran con la insensatez y pasión antiinmigrante que siempre han existido en pueblos blancos que reciben muchos extranjeros, a quienes culpan de todos los males por razones económicas o raciales, escondiendo su intolerancia cultural con religión y fe irrazonables.
Como pensador libre, en ocasiones también soy crítico de las religiones del hombre y su mal uso para manipular y expandir el poder, pero hoy me toca enaltecer la herencia de Francisco, que no hubiera hecho en caso de no merecerlo según mi opinión.
Francisco dejó de existir en el mundo material precisamente durante la Pascua, como para darle esperanza a sus fieles del mensaje que nos deja el renacimiento del Cristo a la vida eterna: cada Pascua nos recuerda que podemos renacer a un nuevo comienzo si perdonamos a quienes nos ofenden, si recapacitamos, corregimos y tratamos de mejorar en nuestra relación con nuestro ideal divino, y en todas nuestras relaciones con otros seres humanos, independientemente de su raza, cultura o creencias espirituales, para vivir en paz y armonía.
La pugna por el poder en el Vaticano ya empezó, y será difícil, dadas las circunstancias, superar a Francisco, quien defendió los derechos humanos de los más débiles, de los pobres, de los migrantes, de las mujeres, de los niños, y el derecho a escoger el amor sobre los prejuicios individuales y sociales como bandera de la Iglesia, como Jesucristo lo intentó, según la fe cristiana, y por lo que sufrió un calvario, para que los seres humanos fuéramos perdonados por los errores que nuestros instintos exagerados de poder, vanidad, soberbia, ambición y otros deseos descarriados nos llevan a cometer.
Oramos para recapacitar y pedir ser guiados para cumplir con la voluntad divina perfecta, en un mundo imperfecto. Para que el mundo sea más limpio, más justo, menos violento, y por la sanación y salud de todos aquellos que aún sufren, con esperanza; porque más vale ser optimistas que pesimistas, a pesar de nuestra condición humana. Que esta Pascua todos renazcamos a una mejor existencia, y que podamos respetar las diferentes opiniones, con diplomacia y diálogo, en beneficio de todos.
Francisco confrontó siempre a la extrema derecha de Europa y de Norteamérica con respeto y razones lógicas, invitándonos a reflexionar desde nuestros mejores sentimientos, con humildad.
Jerry79912@yahoo.com
