El pozo: Rituales satánicos – Federico Zampaglione le inyecta rebeldía al horror gótico Cine Premiere

Cuando se habla de cine de horror, un término que se suele utilizar con frecuencia es “creatividad”, pues las personas involucradas en estas producciones constantemente tienen que encontrar la forma de espantar al espectador sin recurrir a técnicas que ya se han usado previamente. Con esto en mente, queda claro que el género de lo oscuro y lo sombrío siempre tiene que evolucionar. Afortunadamente, existen propuestas como El pozo: Rituales satánicos, de Federico Zampaglione, que se esfuerza por ofrecer una experiencia innovadora en terrenos previamente explorados. ¿Su forma de hacerlo? Dándole al aspecto gótico del horror un giro por demás interesante, alejándose de la típica iconografía de la casa embrujada para abordar un tono mucho más rebelde y sangriento que de costumbre.

Platicamos con el director de la cinta, quien nos contó todo lo que sucedió para que aterrizara en las pantallas un proyecto de esta naturaleza.

¿Qué te llevó a la elección de combinar elementos slasher y sobrenaturales? No es muy común que esos géneros se mezclen tan bien. 

Este fue uno de los propósitos de la película porque, generalmente, cuando veo una película sobrenatural, sé desde el principio que no va a haber momentos sangrientos ni gore en la película. Se trata de cosas sobrenaturales, espeluznantes: fantasmas, sombras, ventanas, ruidos y cosas así. 

Al mismo tiempo, cuando veo una película slasher, ya sé que no va a haber misterio; solo se trata de un tipo que mata gente por todos lados. Y a veces me aburro un poco porque siento que es una forma algo predecible de contar una historia. 

En este caso, queríamos mezclar las cartas y crear algo más parecido a una pesadilla. Si estás teniendo una pesadilla y te sientes mal, puedes pasar de un corredor muy oscuro y una situación inquietante a algo muy sangriento. De repente, no sabes qué está pasando, pero te sientes mal, te sientes asustado. 

Eso es lo que queríamos hacer con El pozo, romper las barreras entre los subgéneros del terror y crear algo que realmente no esperes. Entonces, entre momentos muy desagradables con monstruos y luego una maldición, un cuadro, creo que la película puede destacar por esas razones. 

Creo que la película aprovecha un diseño de producción muy bien logrado para comunicar el lado gótico de la historia. ¿Cómo se dio vida a ese diseño? ¿Cuál fue el proceso para hacer la producción de la película? 

Fue una película de bajo presupuesto, pero queríamos hacer todo con mucho cuidado y pasión. Entonces, superamos los problemas de presupuesto y reunimos personas que realmente querían ser parte de este proyecto. 

Creo que el diseño de producción es excelente porque teníamos este castillo, que está a una hora en coche de Roma, en un pequeño pueblo antiguo. Tenía una especie de semejanza con la Edad Media, algo antiguo. 

La mansión era increíblemente hermosa, pero, al mismo tiempo, un poco siniestra. Recuerdo cuando vi por primera vez ese edificio en una foto; quería ir en ese mismo momento a ver ese lugar en persona. Y realmente no quería dormir en ese lugar porque se sentía una atmósfera oscura e inquietante por todos lados. 

La cámara del pozo fue construida en un teatro, el legendario Teatro de’ Paolis, donde se han hecho muchas películas grandiosas. Fue completamente construido allí. Entonces, prestamos mucha atención a la atmósfera y a los efectos prácticos que se iban a hacer. 

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¿Cuál fue el proceso para crear ese guion de construcción lenta que combina las dos historias, la brujería y luego la historia del pozo? 

Probablemente esa fue la parte más difícil de esta película. Inicialmente, la idea era solo sobre el pozo. Luego el guionista presentó el cuadro, y encontramos una manera de conectar esos dos elementos para tener dos mundos diferentes que interactúan entre sí. 

Algo que sucede arriba se refleja abajo. Y al final, te das cuenta de por qué esas dos historias están conectadas. No fue nada sencillo, pero tratamos de construir empatía entre los personajes. 

Ella ve a esos chicos en sus pesadillas y se preocupa por ellos. Entonces, tuvimos la oportunidad de trabajar con esos actores, y estaban completamente comprometidos con sus roles. Y sí, aprovechamos eso. 

¿Cuál fue el proceso para hacer la música de la película?

No fui yo quien hizo la música. Fueron otras personas. Un músico de Israel, Oran Loyfer, hizo toda la parte de tonos bajos. Mi hermano hizo otras partes y otro músico de Milán también contribuyó. Yo solo estaba tratando de averiguar cómo usar esas partes y hacerlas encajar juntas. 

Pero en este caso, no hice la música. Estaba demasiado enfocado en la dirección y la edición de esta película. 

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