Saúl ha recorrido tres países en 34 días Elimparcial.com Sonora

Para llegar a la frontera que divide a Tijuana de San Diego, Saúl Jiménez ha recorrido tres países, Honduras, Guatemala y México durante 34 días en su búsqueda de mejores condiciones de vida, huir de la violencia y la extorsión en su país.
El catracho dejó en la costa hondureña de Jutiapa, en Balfate de Colón, a su hija de 10 años y a su esposa de origen veracruzano, quien ahora trabaja en una textilera para mantenerse junto con su pequeña, mientras su marido se la juega en territorio extranjero para poder generar dinero en Estados Unidos.
Saúl tiene 33 años y es originario de Puerto Cortés, estudió en el INTAE (Instituto Técnico de Administración de Empresas) una ingeniería en agronomía en modalidad abierta.
Tenía buen trabajo en Honduras, se dedicaba al plantío del plátano verde, no vivía en la opulencia pero sí con lo suficiente.
Te puede interesar: Tercer grupo de la Caravana Migrante llega a Tijuana esta madrugadaFue la violencia de su tierra natal lo que hizo que Saúl tomara la decisión de unirse a la Caravana Migrante: “dos veces en este año me quitaron todo lo que había construido con mi trabajo.
Pandilleros que se encontraban en Jutiapa, con armas y golpes se llevaron mis cosechas de plátano y me quedé sin nada, la última vez terminé en el hospital”.
“Ya no eran condiciones para seguir ahí, estaba cayendo en desesperación, cuando vi en el canal 44 de la televisión de Honduras que se estaban agrupando para salir en caravana y llegar a Estados Unidos, le dije a mi hija que me iba a un trabajo lejos de casa y que regresaría pronto por ella y su madre.
Mi esposa no me quiso ni despedir”.
Su plan es ir a EU y trabajar 5 años “hacer plata” y regresar con su familia para poner una “pulpería”, una tienda con sodas y comida.
“Tengo familia del otro lado viviendo en Los Ángeles, ahí está mi papá y mi hermano; en Louisiana está mi mamá.
Gracias a Dios tengo ese respaldo, pero no es suficiente.
Tengo que llegar.
Voy a cruzar”.
Te puede interesar: “También en la caravana hay violencia hacia la comunidad LGBTI”: denuncian migrantes Si no logra pasar a Estados Unidos, aseguró que no regresará con las manos vacías a casa, que se establecerá en Tijuana y juntará la suficiente “plata” para regresar a su país y poner su tienda.
“No pienso en que no cruzaré, yo sé que lo haré.
Hoy hablé con mamá y le dije que ya estaba en la frontera, que estaba a nada de llegar con mi papá”.
“Tiene como 15 días que no hablo con mi hija; desde que salí de casa, conforme avanzó la caravana, sentí como si se me estuviera acabando el aire.
Hace ratito pude hablar con ella, me regresó el aliento escucharla.
¿Qué me dijo? Que si ya había llegado al trabajo que le conté.
Le respondí que ya estaba a nada de llegar.
Y es verdad, ya mero cruzamos”.
Saúl pasó la madrugada del 14 de noviembre en el malecón de Playas de Tijuana, se quedó para hacer guardia y cuidar a las madres e hijos que decidieron no ir a los albergues que les dio el gobierno municipal, porque aseguran las querían separar de su familia.
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