La Delincuencia Organizada de Cuello Blanco La Querella Digital
Andrés Peralta Vargas
En la actualidad, esta particular forma de Delincuencia Organizada se basa en estructuras organizacionales, complejas y sofisticadas pertenecientes a grupos criminales que incluyen a especialistas en diversos ámbitos profesionales, tales como la abogacía, contaduría y finanzas. Estas organizaciones delictivas, ahora escogen crímenes que les generen mayores rendimientos económicos a menor riesgo; aunado a que poseen la facilidad de mutar, adaptarse y abarcar múltiples ámbitos del sector económico y financiero. Además, es sabido que su esencia radica en la “fortaleza” de su composición, su facilidad de ofuscar la responsabilidad de sus líderes y beneficiarios, así como su cualidad de permanencia o reiteración.
Un ejemplo de estos grupos delictivos, lo encontramos en los dedicados a esquemas de facturación de operaciones falsas o simuladas, mismos que en nuestro país cobraron un auge inusitado en esta última década, llegando al punto de ser prácticas habituales en múltiples sectores de la económica nacional. Tales actividades, representan una alta peligrosidad para las finanzas del Estado Mexicano, pues tienen graves consecuencias que repercuten en la vida diaria de todos los ciudadanos, debido a que las necesidades básicas del gasto público se satisfacen directamente con los recursos producto de las contribuciones.
Como resultado de lo anterior, los evasores fiscales organizados han creado sistemas complejos y sistematizados que les permiten implementar herramientas que agravan y potencializan estos ilícitos, haciéndolos no sólo más “eficaces” sino también obstaculizando su persecución y sanción, toda vez que estos delincuentes utilizan documentación falsa, empresas fantasmas, prestanombres, operaciones simuladas, entre otros medios que dificultan la labor de las autoridades fiscales y ministeriales en la materia.
Por tanto, derivado de las características de esta forma de delincuencia organizada, es necesario contar con herramientas jurídicas adecuadas para combatirla; principalmente, las técnicas especiales de investigación. El uso de testigos colaboradores, las entregas vigiladas, los usuarios simulados, las intervenciones de comunicaciones (con autorización judicial) que son elementales para la construcción de casos exitosos, contundentes y eficientes. Todo ello, sin soslayar la necesidad de medidas especiales de protección que puedan aplicarse para todos los involucrados en el procedimiento penal, incluyendo jueces, fiscales, testigos y víctimas.
Al respecto, cabe señalar que el Gobierno de México (2018-2024), ha tenido un desempeño y resultados históricos derivados de la política criminal fiscal en contra de los delincuentes de “cuello blanco”, siendo una de las más destacadas estrategias de prevención y persecución ejecutadas por parte de la Procuraduría Fiscal de la Federación, Unidad de Inteligencia Financiera y Servicio de Administración Tributaria, quienes tendrán la obligación de continuar con esta gran transformación penal-fiscal.
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