Yuya Motomura, gerente de un salón de juegos de mesa en Japón, siempre había querido buscar una forma de demostrar su valía ante una sociedad que, según su sentimiento, lo despreciaba.Ahora administra un local donde los clientes practican el juego de mesa chino mahjong, duerme durante el día y permanece separado de sus dos hijos y la madre de ellos.