¿En serio, no hay de qué preocuparse? El Diario de Ciudad Victoria
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Rogelio Rodríguez Mendoza.-
La crisis del agua que enfrenta Ciudad Victoria se agrava peligrosamente cada día más.
Aunque las instancias oficiales competentes, como la Comisión Nacional del Agua (Conagua) lo nieguen, la Capital del estado entró ya en una especie de cuenta regresiva, cuyo conteo lo tiene la presa Vicente Guerrero, de la que depende el abasto para las familias victorenses.
Hasta este miércoles, el vaso lacustre se encontraba apenas al 22 por ciento de su capacidad de almacenamiento, que representa apenas alrededor de 800 millones de metros cúbicos de agua.
A ese ritmo, y si no llueve pronto, la presa irá perdiendo más agua y con ello oscureciendo el panorama para los capitalinos.
El titular de la Conagua, Felipe de Jesús Chiw Vega, ha insistido en que “no hay de qué preocuparse”, porque el agua disponible alcanza para abastecer a Victoria durante al menos los siguientes dos años.
Sin embargo, vale preguntar: ¿En serio, no hay de qué preocuparse?
Hay expertos que difieren, y mucho, del titular de la Conagua. Advierten que muy pronto llegará el momento en que ya no será posible bombear el agua a través del acueducto, por el bajísimo nivel de la presa.
Claro que hay de qué preocuparse. Y si no, que le pregunte don Felipe a los miles de familias a quienes el agua no llega a sus hogares.
En lo personal me preocupa esa apatía o tranquilidad con que los funcionarios federales, estatales y municipales, ven la problemática. Como a ellos no les falta el líquido en sus hogares, porque seguramente tienen cisternas que almacenan miles de litros de agua, no se agobian.
El punto es que la crisis del agua alcanza dimensiones catastróficas. Existen sectores de la ciudad donde la población está desesperada porque no tiene forma de obtener el líquido para cubrir sus más elementales necesidades.
Para acabar de complicar la situación, el alcalde, Eduardo Gattás, el principal obligado a atender la problemática, anda huyendo, para evitar que la Fiscalía estatal le ejecute una orden de aprehensión.
Sin alcalde, y con un Secretario del Ayuntamiento interino porque el titular también está sujeto a un proceso penal, el Gobierno municipal es un cero a la izquierda, porque no hay quién tome decisiones.
Bajo esas condiciones, ya deberían estar los gobiernos federal y estatal trabajando en el diseño de un plan urgente para garantizar el agua en los hogares.
Seguir minimizando una situación tan grave es irresponsable. Los gobernantes deben dejar a un lado sus enconos partidistas, sus politiquerías, pues, para concentrarse de lleno en la búsqueda de la solución que reclaman las familias afectadas.
Y, sobre todo, para evitar una situación catastrófica.
EL RESTO
FRACTURA AZUL.- Durante la sesión del Congreso del Estado, se dio un indicio de fractura en la bancada del PAN.
Ocurrió durante la votación de la iniciativa que buscaba aprobar el matrimonio igualitario en Tamaulipas. Cuatro diputadas, Sandra Luz García Guajardo, Leticia Sánchez Guillermo, Mireya González y Nora Gómez, votaron en abstención, contraviniendo la línea del Grupo Parlamentario.
Es la primera vez que ocurre un hecho así, lo que seguramente debe estar encendiendo los focos rojos en Palacio de Gobierno.
Sobre todo, porque ya se sabe que el control de la Junta de Coordinación Política está sostenido con alfileres.
CON EL ARMA AL HOMBRO.- Por cierto, los diputados de Morena se quedaron con el arma al hombro durante la sesión de este miércoles.
Resulta que llevaban preparada toda una artillería discursiva para arremeter contra los panistas y el gobierno cabecista, pero la presidenta de la Mesa Directiva, Imelda Sanmiguel Sánchez, dio por terminada la sesión sin entrar al apartado de asuntos generales, bajo el argumento de que no había acuerdo de la Junta de Coordinación Política, para prolongar la sesión más allá de las cinco horas previstas en la ley.
Las reacciones de los morenistas fueron de enojo y de burla hacia los panistas, con gritos de “tuvieron miedo”, pero de nada les sirvió.
ASI ANDAN LAS COSAS.
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