Por Sandra Tovar/ CorresponsalRÍO BRAVO.
— En Tamaulipas, la gente escribió en sus camionetas y en sus autos frases como: “¡No me dispares, soy inocente!”, para evitar ser atacados con armas de fuego.
Esto pasó luego de que a Juan Daniel, la polícia le disparó más de 200 veces —sin que hubiera cometido ningún crimen—, mientras viajaba en su camioneta.
En Río Bravo, familiares de Juan Daniel iniciaron la campaña ‘No dispares, soy inocente’.
Se entregaron calcomanías para que automovilistas las pegaran en sus vehículos, a fin de que en una contingencia puedan diferenciarse de las unidades en las que viajan delincuentes.
“Policía Estatal Acreditable, no disparen.
Soy Daniel, no me mates soy inocente”, puede verse en la estampa, que tiene una paloma de la paz.
Además, pintaron vehículos con frases como: “Estatales, ¡no disparen, soy inocente!”, “Trabajo honestamente y siempre viajo con mi niño de seis años”, “No me dispares”, “No tengo dinero”, “No me secuestres”.
La campaña se replicó en Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo, donde también se han registrado muertes de personas inocentes.
Este es el segundo caso en cinco meses en que inocentes mueren a manos de policías, ya que —en Nuevo Laredo—, en septiembre, siete agentes realizaron ejecuciones extrajudiciales contra ocho civiles y los policías siguen prófugos.
El llanto desgarrador de María Guadalupe cimbró Río Bravo la noche del 7 de febrero; elementos de la policía estatal asesinaron a su hijo de 23 años.
“¿Por qué son tan ineptos? No están capacitados para portar armas.
¡No saben!”, grita María Guadalupe mientras abraza una foto de su hijo ingeniero y empleado de una maquiladora.
“Me lo mataron, me lo mataron.
Él [su hijo] les gritaba que no dispararan”.
Diego Ortiz, el padre, dice que el joven salió a comprar cervezas para una celebración familiar.
“Pasaron 15 minutos y se escucharon unas detonaciones, le hablé dos veces, la segunda me contestó.
Él les decía que no le dispararan.
Fui allá y les dije: Mi hijo es inocente, pero seguían disparando.
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Les dije que mi hijo no traía armas, cuenta Diego.
“Lo asesinaron los estatales.
Yo le decía, ‘papacito, cuídate cuando veas a esa gente (delincuentes)’, pero de los estatales nunca le advertí porque no pensé que fueran a hacer esto”, lamenta.
El último adiós a Juan Daniel se llevó a cabo el 9 de febrero.
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