La llamada “Guerra sucia en México”, que abarca de 1964 a 1982, fue una época caracterizada por medidas de represión de tipo político-militar orquestadas por el estado mexicano para disolver movimientos estudiantiles, campesinos u obreros.
En 1975, Jesús Piedra Ibarra, estudiante de medicina, caminaba por la calle de Arteaga, esquina con Felix U.
Gómez en Monterrey, Nuevo León, se dirigía a tomar el transporte público como todos los días; sin embargo, un grupo de policías pertenecientes a la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS) lo detuvieron de manera arbitraria, aún se desconoce su paradero.
Dos años después, en 1977, Rosario Ibarra de Piedra, madre de Jesús, funda el Comité Eureka (Comité Pro-Defensa de Presos Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos de México), una organización civil encargada de buscar a todas las víctimas de desaparición forzada y presos políticos durante los gobiernos de los expresidentes Luis Echeverria y Gustavo Díaz Ordaz.
Una de las acciones más recordadas del Comité Eureka fue cuando en el año de 1978 cientos de mujeres encabezadas por Ibarra de Piedra alzaron la voz a las afueras de la Catedral Metropolitana exigiendo la presentación con vida de sus familiares desaparecidos.
En esa fecha iniciaron una histórica huelga de hambre que sentaría las bases para la construcción de movimientos sociales en pro de los derechos humanos y la búsqueda de personas desaparecidas en el país.
Un año más tarde surgió el Frente Nacional Contra la Represión (FNCR), el cual reunió alrededor de 54 organizaciones por lo que el gobierno de López Portillo comenzaría a liberar desaparecidos.
Desde entonces, la lucha que inició el Comité Eureka a lo largo del país ha logrado liberar a más de 148 personas.
Sin embargo, el Comité tiene registradas 557 desapariciones, que desde 1969 han aumentado sexenio a sexenio.
¿A dónde van los desaparecidos? De acuerdo con el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPD), existen 16, 594 menores de 29 años que están reportados como desaparecidos o extraviados.
Lo que quiere decir que en el país uno de cada dos personas “no localizadas” son jóvenes.
En total, México no sabe dónde están 34, 268 personas, de acuerdo con el diario El País y el último recorte de datos oficiales de enero de 2018.
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