“No me quiero salir, yo quiero terminar la escuela, pero quedan dos meses", estudiante de 16 años embarazada Elimparcial.com Sonora

Continuar con sus estudios no ha sido fácil para una adolescente de 16 años que tiene siete meses de embarazo.
El bullicio de sus compañeros de clase en la preparatoria a la que asiste, la estresa al punto del llanto.
Y aún así la ilusión de convertirse en madre, pero también de continuar sus estudios hasta ser maestra de preescolar o enfermera, no cesa, sino que por el contrario, la alienta a continuar.
En México se estima que anualmente ocurren 340 mil nacimientos de mujeres menores de 19 años y la tasa de fecundidad es de 77 nacimientos por cada mil adolescentes de entre los 15 y los 19 años, según datos ofrecidos por el Gobierno federal.
Esto coloca al País en el primer lugar entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en el que participan 37 países.
En Sonora, según datos proporcionados por la Secretaría de Salud, en los últimos tres años se han atenido 19 mil 662 partos de adolescentes, entre los 10 y 19 años de edad.
En 2016 se registraron un total de 6 mil 995 partos en la Entidad, en 2017 fueron 6 mil 653 y el año pasado la cifra llegó a los 6 mil 14, es decir que se han reducido.
Estos partos han sido atendidos en las unidades: Hospital Infantil del Estado de Sonora, Hospital General de Ciudad Obregón y del Niño y la Mujer y Hospital General de Nogales.
En los últimos tres años el parto de la menor de edad más joven que se atendió ocurrió en 2017 y fue de una adolescente de 10 años de edad.
Según información del Gobierno federal los embarazos en adolescentes afectan negativamente la salud, la permanencia en la escuela, y los ingresos presentes y futuros, así como las actividades recreativas y laborales.
En el País el 23% de los adolescentes inician su vida sexual entre los 12 y los 19 años, de los cuales el 15% de los hombres y el 33% de las mujeres no utilizaron ningún método anticonceptivo en su primera relación.
SER PADRES Y ESTUDIARUna estudiante de 16 años que cursa el cuarto semestre de preparatoria busca un poco de paz dentro del aula en la que estudia.
Llora cuando está en la escuela y también cuando sale, pero no deserta.
“Tengo complicaciones porque he estado faltando mucho, porque se me vienen mucho las hormonas, lloro demasiado.
Salgo de la escuela y lloro y mi mamá me acuesta a dormir y así muchos días”, relató.
Lo más difícil que ha tenido que enfrentar en los siete meses de su embarazo, afirmó, es lidiar con el estrés que hace un par de días la llevó al hospital con un sangrado.
“No me quiero salir, yo quiero terminar la escuela, pero quedan dos meses, entonces yo quería ver si me dejaban entrar a un examen, pero sin estar en el salón para no estar toda estresada”, mencionó.
La estudiante narró que tiene el apoyo de sus padres para continuar sus estudios y tener a la hija que espera junto a su novio, quien también le ha brindado ayuda.
Y recordó que cuando les dio la noticia, durante el primer mes, ella lloró mucho porque sintió que decepcionó a sus padres, a quienes les prometió no salir embarazada desde joven como su hermana mayor.
Sin embargo sus planes siguen firmes y tiene la intención de continuar con la preparatoria en línea los próximos semestres, para en un futuro convertirse en maestra de preescolar o en enfermera.
ES IMPORTANTE EL APOYODesde hace tres años el sicólogo educativo Aarón Alcaraz Martínez se ha desempeñado como orientador en Cbtis número 81, y ha detectado pocos casos de embarazos en adolescentes.
Actualmente sólo hay dos en el plantel Agua Prieta.
Había otro más de una menor de edad que estaba embarazada y cursaba el cuarto semestre de preparatoria, pero decidió dejar sus estudios, expresó.
Aunque cada caso de embarazo en adolescente es particular, mencionó, depende de varias circunstancias como el apoyo que reciban de su familia o de las ganas que ellas mismas tengan de concluir o no sus estudios.
“El caso de los adolescentes que salen embarazados sí afecta obviamente en sus estudios, por la cuestión de los cuidados, porque aunque ellos quieran continuar y los papás los apoyen, a veces los papás trabajan.
“Y se organizan de alguna manera: ‘Ok, te lo cuido’, pero cuando ya se enferman, cuando hay que vacunarlos, cuando hay situación económica a lo mejor complicada, los muchachos optan por dejar la escuela”, refirió.
El sicólogo educativo mencionó que los embarazos en adolescentes en un inicio los impacta, especialmente porque no saben qué seguirá en sus vidas, pero después lo asumen y se comprometen con la nueva etapa.
“Otras sí se quedan todavía más tiempo en ese estrés de decir: ‘¿Qué voy a hacer, quién me lo va a cuidar?’, ‘el muchacho se me fue o se quedó, pero me quiere llevar a vivir a la casa de sus papás’, entonces normalmente es la emoción a lo mejor ya al final”, detalló.
Además de esto, Alcaraz Martínez indicó que el rendimiento escolar generalmente se merma, a pesar de que reciben apoyo de los padres, por las muchas responsabilidades que llegan con el nuevo bebé.
PROBLEMA SOCIALPara el sociólogo de la Universidad de Sonora, Jesús Enríquez Acosta, el embarazo en adolescentes es un problema social, ya que de acuerdo a las cifras hay un número mayor de adolescentes que tienen a su primer bebé.
Hay tendencias demográficas, en décadas anteriores el promedio de matrimonio de la mujer era más joven, recordó, igual del primer hijo pero las tendencias contemporáneas están siendo contrarias.
Mientras que mujeres adultas esperan más tiempo para embarazarse y casarse, hay adolescentes que asumen la responsabilidad de convertirse en padres mientras son estudiantes.