Reclama Othón "usted disculpe" por ser inocente Elimparcial.com Sonora

Othón Cortés Vázquez pasó dos años en la cárcel por un crimen que no cometió, fue acusado como el segundo tirador en el asesinato de Luis Donaldo Colosio, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia de la República en 1994.
Actualmente trabaja como guardia en el Sistema Municipal de Parques Temáticos de Tijuana (Simpatt), pero aún sufre las consecuencias físicas y emocionales de las torturas que recibió para que confesara su supuesta participación en el hecho que cimbró al País.
"Se recuperó mi hígado de los golpes y la tortura, pero mis riñones no, por ello me hacen diálisis cada tres días gracias al apoyo del actual Gobierno municipal", expresó Othón Cortés en entrevista exclusiva para Grupo Healy desde su casa en la colonia Camino Verde.
El originario de Salina Cruz, Oaxaca, narró que el fiscal encargado del caso, Pablo Chapa Bezanilla, quiso obligarlo para que declarara que él había disparado después de Mario Aburto Martínez.
"Incluso llevó a tres testigos que habían aleccionado y entrenado, que dijeron que me habían visto dispararle con la mano derecha al licenciado Colosio, pero después en las fotos se vio como yo tenía esa mano sobre el hombro del general Domiro (García Reyes)" agregó.
Cortés Vázquez fue durante 16 años chofer del PRI, conocía bien a Luis Donaldo Colosio, a quien llamaba "El Jefe" y él de cariño le decía "el oaxaquita", pero el 23 de marzo de 1994 acudió al mitin en Lomas Taurinas como un simpatizante más, porque el equipo del candidato informó que lo trasladarían a las actividades con su personal.
"Al bajar del templete me le pego del lado izquierdo, vengo al lado de él y nada más escucho dos cohetitos con la música alta como siempre, normal, y de repente el jaloneo, la terracería, es cuando volteo y lo veo tirado ya muerto, muerto, muerto, porque le pegaron en los sesos", recordó.
Además de sus seres queridos, Othón Cortez, manifestó el apoyo de varias personas para recuperar su libertad, entre ellas su abogado de oficio, el juez y el entonces primer visitador de los Derechos Humanos que actuaron, dijo, contra la presión del sistema.
Los tres ahora son jefes en sus respectivas áreas; su abogado Héctor Sergio Pérez Vargas, hoy encargado del Instituto Federal de Defensoría Pública; el juez Jorge Mario Pardo Rebolledo, actualmente ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y el visitador Luis Raúl González, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en la Ciudad de México.
DISCULPA PÚBLICATras su salida del penal de Almoloya, ni un "usted disculpe" le dieron, Othón demandó la reparación del daño y una disculpa pública, pero a cambio, recibió una contrademanda del Gobierno mexicano por los gastos del juicio y una multa equivalente a 18 millones de pesos.
PIDE INDULTO A AMLO "Así como lo escuchas, ahora yo le debo al Estado Mexicano 18 millones por el gasto de costas como le llaman ellos y de papeleo, y el único que me puede indultar es el Presidente de la República", apuntó Cortéz Vázquez.
Antes de ser demandado habló con los presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón, pero le dijeron que poco podían hacer porque el caso Colosio se había cerrado, Enrique Peña Nieto no lo quiso recibir y ahora confía en que Andrés Manuel López Obrador lo indulte y le ofrezca la disculpa pública.
Sobre la reparación del daño, Othón Cortez informó que su caso fue expuesto ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos en Washington, Estados Unidos y espera que se resuelva a su favor para que la institución gire una recomendación al Gobierno mexicano y le paguen por los años perdidos en la cárcel.
UNA FAMILIA QUE SUFRIÓA Othón Cortéz lo detuvieron en 1995, un año después del asesinato de Colosio cuando viajaba en un automóvil en Tijuana con su esposa y dos de sus tres hijos.
Leslie Cortés Valenzuela tenía apenas 6 años de edad, pero lo recuerda a la perfección el día en que personas armadas la dejaron junto a su mamá y su hermano en la calle para llevarse en el vehículo a su papá.
"No supimos quiénes eran ni a dónde se lo llevaron, recuerdo mucho a toda mi familia buscándolo y hasta la noche a través de la televisión vimos que lo habían detenido, vimos su cara golpeada y lo presentaban como el segundo tirador, fueron momentos terribles", compartió Leslie en entrevista para Grupo Healy.
Mientras que a algunas familias una crisis puede separarlas, a los Cortés Valenzuela los unió, nunca dejaron solo a su papá, inclusive se mudaron al Centro del País para visitarlo en el complejo federal de readaptación social número 1 "El Altiplano" conocido popularmente como Almoloya.
"Claro que da coraje, primero por el caso y todo lo que directamente vivimos y además imagínate lo que también sufrimos, desde que éramos niños nos decían ella es la hija, él es el hijo, él es el segundo tirador, muchos que nos juzgaban", dijo Leslie.