La Columna de Rosell El Siglo de Torreón

No hay pretexto que valga, Santos Laguna debió ganarle al Veracruz y punto.
Los Tiburones Rojos son el peor equipo de la Liga, aun con el Atlas empeñado ahora en quitarle el título.
El equipo de Chava Reyes volvió a su falta de punch en los dos últimos juegos de liga.
Lo sucedido en el puerto es equivalente a una derrota.
Siempre se ha dicho en nuestra liga que un empate de visita siempre es bienvenido; en este caso no.
No puede ser que un equipo que había hecho dos goles en nueve jornadas te los haga a ti en un partido y además salvándose de la derrota otra vez por Jonathan Orozco (el mejor portero del futbol mexicano y por mucho) Otra vez los relevos fallaron, si acaso Deinner Quiñones se salva por el pase a gol, pero tuvo otras jugadas que juzgó mal y que prometían mucho para Santos, pero un pase errado por exceso de confianza del colombiano desarmaba el contragolpe lagunero.
Nunca llegamos a creer que veríamos a un refuerzo tan fallido como Cris Martínez, pero llegó Brayan Garnica a disputarle el título al refuerzo más malo de los últimos tiempos, no hace una, su mejor aportación es cuando lo faulean, al menos ahí el balón sigue siendo de Santos, en otras circunstancias siempre la pierde enredado en amagues que no engañan a nadie.
Caso extraño el de este muchacho que en Atlas ilusionó a la lastimada afición rojinegra y sobre todo la vieja guardia soñaba en ver a un nuevo Berna García.
Garnica es muy joven y tendrá que regresar a lo fundamental del fútbol como pasar la bola al compañero y abstenerse por lo pronto de zigzagueos inútiles.
Eduardo Aguirre fuera de posición ha entrado a luchar en lugar de cazar una oportunidad en el área, Chava lo ha metido incluso con dos nueves, El Mudo es también un nueve, pero tiene que recargarse a un costado para dejarles su territorio a Correa y Furch.
Eduardo en su afán de aportar no importa dónde lo acomoden ha aparecido en su propia área defendiendo.
El viernes pasado por poco le fractura una mano a su arquero Orozco buscando salvar su marco.
De los titulares del viernes, Marlos Moreno, que está jugando en lugar del lesionado Preciado es otro caso de intermitencia futbolística, difícilmente liga dos buenas jugadas, se queda siempre cerca de la grande, pero termina naufragando a la hora de elegir y casi siempre elige mal, cuando hay que pasar tira y lo contrario.
Lo de Ayrton, una fatalidad, le tomó una eternidad empezar a funcionar debidamente y cuando estaba en franco ascenso su futbol viene la lesión, ahora para que vuelva a recuperar ritmo no sabremos cuánto tiempo le va a tomar.
Lozano corre y corre, todo va bien hasta que toma la pelota y toda la intensidad que lleva dentro la desquita en el balón, lo patea con fuerza desmedida, así tenga que dar un pase de tres metros o un cambio de juego de cuarenta, no calibra su toque, simplemente aplica la misma fuerza y termina mandando el balón a todos lados menos al que corresponde.
La ausencia de Dória también se notó, Mathews es un combatiente que va a todas con una encomiable determinación, cierto, siempre al borde del precipicio, siempre jugándosela, apostando a la anticipación y cuando falla le toman la espalda fácilmente.
Aun así, junto con Nervo han formado una pareja de centrales buenos sin ser nada extraordinario, ni son los mejores de la Liga, pero tampoco los peores.
El viernes en el Puerto faltó su determinación, su reemplazo Hugo Rodríguez falló en la marca de Menéndez que terminó sirviendo a Chávez para el gol del empate.
La realidad es que este Santos está lejos de significar una amenaza para los tres que mejor están jugando, los regios y el León, falta mayor empaque, que no sabemos pueda adquirir de aquí al final del torneo, donde creemos que los Guerreros volverán a calificar (una obligación sí o sí para Santos cada torneo) el problema es tratar de evitar una eliminación temprana y humillante como contra los Rayados el torneo pasado.
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