Guerreros de la pista: la emoción de darlo todo en el Hipódromo Dailytrend.mx

Cada media hora en los fines de semana, el espectador que se da cita en el Hipódromo de Las Américas disfruta del rebase, la fuerza y el poderío que demuestran los equinos, y de la templanza y guía de los jinetes, por ello, para muchos, las carreras de caballos son magia, los ilusiona, los divierte y les crea muchas expectativas, y para muchos otros es un medio de vida.
¿Quién no ha sentido ese nudo en la garganta que trata de liberarse cuando ve una carrera de caballos muy apretada a los diez o cinco metros? Independientemente del resultado, los jockeys añaden las últimas gotas de impulso para que su compañero entregue también sus átomos finales de energía.
La llegada regala, sin duda y sin poder evitarse, un final agrio para muchos y dulce para otros más.
El jinete, jockey o muñeco de seda como se le conoce, arriesga su vida a grandes velocidades durante cada función, se gana la admiración de los espectadores o el repudio de estos.
Sale a poner lo mejor de sí y conseguir el triunfo en cada arrancada con un estilo diferente pero siempre con sensibilidad, reflejos, energía y sentido del paso.
Tomar las riendas, esperar el llamado, arrancar el momento preciso, competir uno a uno con sus similares mientras la gente ovaciona y da ánimos, guiar a una velocidad increíble al pura sangre o cuarto de milla, y cruzar la meta en primer lugar en una competencia importante para lograr el reconocimiento como un gran atleta, es sin duda uno de los objetivos de un jinete de carreras del Hipódromo, sin embargo para llegar a ello se debe pasar por un proceso Actualmente los jóvenes aprenden en las caballerizas del mismo Hipódromo todo lo relacionado con el cuidado, la monta y la manutención de los caballos de carreras.
La edad en la que empiezan los aspirantes oscila en un promedio de 16 años y comienzan realizando los trabajos más duros, como puede ser limpiar las cuadras y bañar a los caballos, para después pasar a montarlos.
El primer paso es tener deseos de ser jinete, muchos vienen porque sus padres o hermanos tuvieron una historia en las Américas, es decir por tradición, muchos otros por el simple gusto, cualquiera que sean las razones se deben acercar a pedir una oportunidad a un entrenador o propietario.
La enseñanza del entrenador dada a los aprendices y jinetes aprendices ayuda mucho, pero en la pista son sus mismos compañeros de trabajo que tienen más experiencia como los galopadores o algún jockey ya retirado quienes los llevan de la mano.
Hay personas que nacen con el don para este oficio, se les da de forma natural, pero la mayoría es con base en trabajo matutino y de revisar las cintas propias y de sus compañeros.
Lejos del  estruendo de los cascos de los caballos, el nerviosismo y  la carrera ya se sienten, ahí en el cuarto de jinetes del Hipódromo de las Américas los atletas se preparan, se concentran y piden al ser divino que les proteja y les de la fuerza para salir avante.
Ahí, en ese espacio se analiza la estrategia para saber dónde hay que ir y cuándo apretar, cuánto se debe ceder a los contrarios y la posición a disputar inflexiblemente.
No sólo se visten de los colores a defender durante la carrera, también llevan sobre sus hombros las esperanzas y la fe de los aficionados que apuestan por ellos.
Platican, bromean entre amigos sabiendo que al salir a la pista la competencia entre ellos inicia para convertirse en fieros rivales pero después volverán a sonreír como antes.
En el cuarto de jinetes se vive una gran tensión pues las carreras de caballos son un juego lleno de complejidades, de riesgos, de azares, de posibilidades de error, por ello, estos hombres se alistan para añadir las gotas enérgicas de impulso y entregar la victoria convirtiéndose así en ídolos de la afición hípica.
El jinete recibe ovaciones, rechiflas, gritos de ánimo, palmadas cuando sale al ovalo para intentar ganar la carrera, conseguir fama y ser de los mejores pero en cada competencia al igual arriesgan la vida.
No hay una estatura mínima o máxima, pues lo fundamental es llegar al peso solicitado.
Para muchos, el peso es su principal enemigo, el éxito de un jockey o jocketa puede reducirse a lo que diga la báscula cuando se pare en ella.
Si se pudiera resumir en una palabra lo que se necesita para ser jinete, sin duda sería “valor”, para afrontar los golpes de la vida, y por supuesto en la pista, pues el aprendizaje es duro, y una caída de un caballo de carreras les puede suponer quedar postrados en una silla de ruedas para el resto de su vida.
La complexión física, el gusto por los caballos y el tiempo de aprendizaje son otros factores que influyen para continuar en este oficio.
Lo mejor para un jockey es montar en los mejores clásicos y, por supuesto, ganarlos, ya que se obtienen más dinero y se genera más fama, y por ende, más entrenadores buscan sus servicios, pero ¿cómo se ganan la confianza de preparadores y dueños? Debe ser a base de disciplina, constancia y comunicación.
Con su trabajo matutino, que ayude en los entrenamientos, compromiso, conocimiento de los caballos que tienen a su cargo, y por sobre todo profesionalismo.
La temporada 2018 del Hipódromo de las Américas está por concluir pero a partir del 2 de febrero de 2019 será la oportunidad de muchos jinetes de darse a conocer cosechando triunfos y reconocimientos.
Otros tendrán la posibilidad de consagrarse y quizá mirar hacia otros países como Estados Unidos o Canadá.
Lo cierto es que para todos hay, y cuando se abran las puertas cada quien saldrá a defender lo suyo.
¿Quieres conocer a esto guerreros de la pista? acude a la pista de Sotelo y vive un día de adrenalina junto con ellos.
Por Juan Carlos VelázquezSend to NewsML Feed: 1Tags: hipódromo de las américastrendsPromocionado en Canal: Título SEO: Hipódromo de las Américas guerreros de la pista