El pequeño Fernando jugaba en completa inocencia a los pies de los elementos federales que estaban dispuestos a activar protocolos en caso de un incidente violento, se paseaba de escudo en escudo soltando sonrisas a los migrantes.
Su joven madre Anabel lo observaba también sentada en el suelo, a menos de medio kilómetros del suelo del sueño americano, comentó que proviene de Honduras y ha sido difícil el recorrido.
El hondureño Carlos “N” explicó que se encontraban en la garita porque querían llamar la atención de Estados Unidos de una manera contundente, ya que en el albergue sienten que pasan los días sin alguna solución.
“Ahí en el albergue pasan las horas, días, semanas y no hay solución a nada, Trump puede decir lo que sea, pero la Cámara de Diputados de Estados Unidos es la que tiene la última palabra”, comentó el migrante.
“Ayer nos cayó un aguacero y muchos nos mojamos por estar al aire libre, hay mucho lodo y los baños llenos de excremento humano y de papel higiénico, necesitamos salir para no cargar más la mano a México”, informó mientras alzaba una pancarta amarilla con la frase “Las armas no son la mejor opción, exigimos al gobierno de USA el dialogo”.
Los migrantes concordaron en su totalidad que su presencia en la garita no era para intentar penetrarla de forma ilegal, la intención es lograr un contacto con un representante del País vecino y llegar a un acuerdo.
José Tulio Rodríguez ha tenido cargando una bandera blanca desde Tapachula, Chiapas, para él representa un símbolo de paz, para expresarle al pueblo mexicano que no vienen con la intención de un saqueo, como dicen.
“Estamos aquí para buscar una respuesta de Estados Unidos porque no queremos seguir incomodando a las personas de Tijuana, todo lo queremos hacer en paz, vamos todos juntos porque somos un solo corazón”, mencionó.
El oriundo de Honduras explicó que estaba en la caravana para brindarle una operación a su hija que fue diagnosticada con una hernia, padecimiento que no han atendido los médicos, a la pequeña la dejó en su País.
Irma “N” señaló que estaba en la caravana luego de recibir tres cartas amenazándola, declaró que en el gobierno de su País hay una intervención estadounidense, aprovechó para agradecer a México la comida, vestimenta y albergue que les han proporcionado.
“Me siento feliz y al mismo tiempo triste porque lo tengo cercas y a la vez tan lejos, esperamos en Dios que le ilumine y ablande el corazón al presidente de Estados Unidos”, detalló Irma, a quien la espera su hijo en Canadá.
Los migrantes señalaron hasta el cierre de esta edición que se quedarían a pernoctar en la garita, invitando al resto del albergue a acompañarlos para que la presión rinda frutos en Estados Unidos.