“Les pedimos perdón si un migrante los ofendió”: Abuela salvadoreña en caravana migrante Elimparcial.com Sonora

Con plena convicción de venir a trabajar y sacar adelante a su familia, una abuelita salvadoreña ofreció una disculpa a quienes se han destapado como antimigrantes si los han ofendido, recordándoles que en todos late el mismo corazón y sangre latina.
La señora Reina Isabel Rodríguez, originaria de El Salvador viaja por segunda ocasión en la caravana, aunque ya forma parte del grupo de la tercera edad, sus piernas y anhelos son suficientemente fuertes para a atravesar un País.
Ella llegó en la primera caravana con sus dos nietos, luego regresó a Tapachula para esperar a su hija, nuera y más nietos, tras las agresiones en Tijuana y el rechazo en Estados Unidos, está considerando ir a otra ciudad donde no sean maltratados.
“La intención era entregarme en la caravana pero no podía dejar a mi hija y me regresé a Tapachula a esperarla, y se dio esta oportunidad con una nueva caravana que somos miles y así avanzamos”, relató mientras abrazaba a su pequeña nieta.
Reina llegó este 16 de noviembre a Mexicali en uno de los camiones que los trasladaban, se está hospedando en el Hotel de Migrante, un albergue como los demás, donde se acabó la comida.
“Estamos viendo que no está tan fácil la pasada ahorita, ya no nos quieren allá, están siendo maltratados, entonces yo siento que la esperanza que llevábamos se está decayendo”, relató entristecida.
Analizó que si los gobiernos de otros Países dieran una mirada a la caravana, a todo lo que han venido sufriendo, describiendo a las mujeres con apoyas en sus pies, aguantando hambre y sed, tal vez podrían marcharse a otro lugar.
Reina busca una mejor vida para sus hijos, aseguró que a los niños ya no los podían mandar a la escuela por el acecho de la delincuencia, por eso abandonaron su País.
“En este éxodo han muertos compañeros de nosotros en esta caravana, no queremos ser carga para nadie, queremos que nuestros hijos estudien y ser libres, una oportunidad para vivir fuera”, señaló.
“Da tristeza ver cuánta gente viene con sus niños echándole ganas y para que al llegar a la frontera seamos maltratados como si no valiéramos nada, nos miran como si fuéramos algo sin valor”, describió.
“Ahorita fuimos maltratados por los mexicanos, desde que salimos de Chiapas nos han venido apoyando, hasta que llegamos a Baja California”, declaró en torno al rechazo de algunos bajacalifornianos.
Una tregua“Yo sé que cometimos errores como dejar la basura, yo les digo que la levanten que eso no está bien, pero a veces eso pasa porque no nos facilitan los medios como las bolsas y botes de basura, salimos muy de madrugada”, explicó.
“Si hubiera la oportunidad de pedir una disculpa hacia todas las organizaciones que nos han venido apoyando por lo que hemos hecho de dejar la basura, pero a veces por el cansancio y la desesperación de seguir caminando es que la dejamos”, excusó.
Lo dejan todoTenía una casa y una panadería, pero por el pago de extorsión, no podía prosperar, a su yerno lo mataron, pues el cobro era de 300 dólares al mes y no le quedaban ganancias.
La abuelita panadera asegura que su casa la hizo con esfuerzo y a pulso, pero todo lo tuvo que dejar, ya que no podía quedarse su hija allá.
Entre la violencia y el racismo“Hemos salido de un País violento donde no hay libertad para los jóvenes y ¿vamos a venir a sufrir más violencia en la frontera?, trataré de encontrar trabajo en otra ciudad donde no nos maltraten”, enunció.
“Sí habíamos platicado que si todo sale bien se podrían quedar en México, pero viendo la situación en que golpean a jóvenes mujeres y niños en Tijuana pues no nos quedaríamos ahí”, indicó.
La salvadoreña pidió a la gente que los tacha de delincuentes que les den la oportunidad, ya que no quieren hacer daño, ni vivir de los demás, pidió que se les trate dignamente como seres humanos.
“Después de abandonar el País y dejar a nuestros ancianos y venir sufriendo el Sol y los pies llagados no es justo que nos traten así, les pido que sean conscientes de lo que vivieron en sus países, concluyó.