En sus dos horas libres al mediodía, "Susana" tiene que aprovechar el tiempo para comer, hacer algunas compras y pasar tiempo con su familia, así que decide hacerlo todo junto: Lleva a sus hijos a un centro comercial y ahí mismo busca algo de comida, antes de volver al trabajo.
Un negocio de ensaladas es su primera opción, aunque duda un poco por los precios: La porción mediana cuesta casi 100 pesos, mientras que, a pocos pasos, en otro local hay combos de hamburguesas con papas y refrescos que se venden por menos de 70 pesos.
Comer rápido y barato o comer saludablemente es una decisión que enfrentan a diario muchas familias, y en Sonora no es la excepción.
Según los expertos, ambas opciones no son excluyentes entre sí, pero elegir una u otra puede ser la diferencia entre desarrollar o no una enfermedad como el sobrepeso o la obesidad.
"Como dice el dicho: Somos lo que comemos y somos lo que digerimos, también", asegura Ana Gabriela Robles, nutrióloga.
Niños con enfermedades de adultosEn la región y en el mundo las estadísticas de sobrepeso y obesidad van en constante aumento.
Humberto Astiazarán, coordinador del Área de Nutrición del CIAD, indica que, por ejemplo, en 1980 había alrededor de un 23% de niños sonorenses afectados por esta enfermedad, y en la actualidad la cifra es del 34%.
Explica que la prevalencia ha aumentado tanto que, incluso, ya hay casos en que desde el nacimiento los niños presentan exceso de grasa, debido principalmente a una diabetes no controlada de la madre o a un consumo excesivo de contenidos calóricos desde el embarazo.
"Un niño que nace ya con problemas de obesidad tiene cuatro veces más posibilidad de padecer diabetes cuando llegue a la edad adulta", advierte.
Pero, de acuerdo con el panorama actual, ya no es necesariamente en la edad adulta que se presentan padecimientos como la diabetes o síndromes metabólicos.
Gustavo Bobadilla Olaje, jefe de Pediatría del Hospital de Ginecopediatría del IMSS en Hermosillo, señala que ya se han detectado casos de niños de hasta 10 años con alguna enfermedad que, hace poco tiempo, todavía se asociaba sólo con adultos.
"Ha habido una transición.
Desde hace más o menos unos 15 años se empezó a ver esto, y ya de una década para acá ha sido muy grande, incluso a nivel mundial", dice.
Según el médico, entre un 20 y 30% de los pacientes que consultan en ese centro médico tienen obesidad o sobrepeso, una tendencia que se ha mantenido en los últimos cinco años, "pero que lleva una ligera propensión a incrementar".
Sí hay opciónManuel Carvajal Acuña es el encargado del área de Nutrición en la Unidad de Especialidades Médicas (Uneme), dependiente de la Secretaría de Salud, en la colonia Floresta.
Para hacer conciencia en sus pacientes, utiliza réplicas de platos con comida y tubos de laboratorio con azúcar y grasa.
Estos últimos, señala, sirven para dimensionar la cantidad real que se consume en algunos alimentos.
Por ejemplo, para la grasa que contiene un burro percherón de tamaño mediano se ocupan tres tubos, cada uno con poco más de 50 gramos.
"Hay un desconocimiento, no hay tanta educación nutricional como debería, aunque sí se publica mucha información por televisión", asegura.
Para el especialista, comer saludable es incluso más barato que tener una dieta basada en comida chatarra.
En ello coincide el pediatra Gustavo Bobadilla, quien además señala que, a largo plazo, una alimentación saludable es una inversión en salud: "Lo que vas a gastar ahorita en alimentación te lo vas a ahorrar en medicamentos y todo más adelante".
Ana Gabriela Robles, nutrióloga, afirma que la clave es la organización no sólo para cocinar, sino desde el momento en que se hace la lista del supermercado.
Una acción simple que marca diferencia, agrega, es dejar de comprar alimentos procesados.
Algunas de las recomendaciones de la profesional son: Hacer salsas caseras en lugar de comprarlas y evitar los cereales de caja, los refrescos y los aderezos.
También, menciona, buscar productos más naturales y elegir las frutas y verduras de temporada.
Incluso, dice, hay que tratar de comer más en familia o, por lo menos, no hacerlo con la compañía del celular o de la televisión.
"Cuando no estás consciente realmente de lo que comes, entonces comes de más, no sentiste que te llenaste, y al ratito ya quieres comer otra cosa.
Sentarte y comer acompañado tiene mucho que ver", considera.
Y, por último, los expertos resaltan la importancia de hacer actividad física; no necesariamente tiene que ser un deporte o invertir en un gimnasio, pero sí evitar el sedentarismo.