Las leyendas que habitan en Torreón El Siglo de Torreón

Torreón una ciudad con más de 110 años de vida, está repleta de diversas historias gracias a sus tradiciones, folclore, personajes que conmemoran a la región y antiguas edificaciones.
Es precisamente dentro de estos lugares de antaño que el misterio se hace presente, permitiendo que las leyendas pasen de generación en generación.
Un ejemplo de ello es el popular Mercado Juárez, ubicado en el centro de la ciudad y fundado en 1907.
Sin embargo, además de volverse emblemático por la diversidad de negocios que posee, es conocido por las historias que con un tinte de misterio se cuentan entre los locatarios.
La señora Ana Eva, dueña de un negocio de comida que se encuentra dentro del sitio, cuenta que son varias las anécdotas paranormales que ocurren en el mercado, pero que una de las que más tiene presente es aquella donde compañeros comerciantes le aseguraron haber visto un bulto blanco desplazarse por los pasillos hasta entrar a su local.
Sin embargo, ese bulto terminó por salir y adentrarse a otro puesto, el cual pertenecía al tío de la mujer.
La sorpresa fue que, según comenta Ana Eva, a los pocos días de dicho incidente el hombre falleció de un infarto mientras presenciaba un partido de béisbol.
Este detalle hizo pensar a la señora y aquellos que fueron testigos de aquella presencia, que se trataba de la Muerte que rondaba al difunto.
Por otra parte, José Woo, esposo de Ana Eva, comenta que cuando hay un deceso entre los locatarios, son tres los que fallecen casi seguidos.
Ana Eva agrega también que durante las noches algunos han afirmado haber visto deambular en las instalaciones del mercado a Don Ramón, y La Chaparra, un antiguo velador y una cocinera que fallecieron hace años.
La Casa del Cerro es uno de los iconos principales de Torreón construida en 1901 por el ingeniero Federico Wulff para su familia y convertida hoy en día en un museo que recibe diariamente la visita de lugareños y turistas gracias a su arquitectura e historia que la rodea.
Por supuesto un sitio con más de 100 años de antigüedad tiene que estar lleno de leyendas, las cuales comenta Alejandra Flores, guía del museo, llaman la atención de los visitantes.
La más popular es aquella que cuenta que por el jardín de la casa han visto pasear a una mujer de blanco, la cual se dice que es el espíritu de una de las hijas del dueño y quien estaba enamorada de uno de los jardineros del lugar, amor que la llevó a perder la vida.
Presuntamente la chica había contraído nupcias con otro caballero, pero guardaba un romance secreto con el jardinero quien todos los días le regalaba una flor, sin embargo, cuando el esposo se enteró de esto optó por darle muerte a la joven.
Es desde entonces que testigos afirman haberla visto deambular por los pasillos del jardín.
Una de las habitaciones que más llama la atención de la Casa del Cerro es el cuarto de los niños, pues tanto como visitantes y trabajadores dicen sentir extrañas sensaciones dentro del cuarto, además de la inquietud de ser observados por alguien a pesar de que no haya nadie más en ese momento en el lugar.
Alejandra Flores agrega que incluso ha sido visitado por médiums, que en efecto reportan la presencia de misteriosas energías que habitan el cuarto infantil.
Además existe la leyenda que en la cocina de la casa está oculto un tesoro, pues según añade la guía del museo ha habido personas que incluso lo han tratado de rastrear con ayuda detectores de metal.
Por su parte el Mercado Alianza, otro emblemático lugar de la ciudad, es rondando por la leyenda de La Cubana, la cual cuenta la trágica historia de una mujer que en 1906 falleció tras ser enterrada viva por poseer una peligrosa enfermedad llamada viruela negra, con tal de prevenir que contagiara a otros en el burdel donde laboraba.
Desde entonces han sido diversos los avistamientos de este personaje, pero sobre todo conductores quienes aseguran que una mujer les pide que la lleven al Panteón Municipal, pero que al verle el rostro éste luce pálido y demacrado, digno de ser el de una persona muerta.
Precisamente en el Panteón Municipal, el más antiguo de la ciudad y construido en 1906, se cuenta que durante la época de la Revolución, un grupo de guerrilleros escondieron lingotes de oro en él para ocultarlo del ejercito de Pancho Villa, sin embargo, murieron a manos de éstos y jamas se supo donde quedó enterrado el oro.
Trabajadores del panteón y habitantes de lo que es hoy en día la colonia Nueva Rosita, dicen ver durante la noche un carruaje negro que se para frente a la entrada del panteón y del que emerge la figura de un hombre que entra al recinto.
Se piensa que es uno de los guerrilleros en busca del tesoro.
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