Crónica Lerdense El Siglo de Torreón

Primera parte En plena etapa de la prosperidad del régimen porfirista, que a nivel local alcanzó en la floreciente Villa de Lerdo, se dio el episodio entre los empresarios norteamericanos y los intereses previamente establecidos de aquellos que controlaban los recursos locales en Durango.
Esa actividad ocurrió durante la construcción del Ferrocarril Central Mexicano por cuyas tierras de la Laguna se extendieron las vías del Ferrocarril, del cual era encargado el ciudadano norteamericano Walter F.
Moore.
Fue así como las vías férreas fueron el instrumento para cumplir una segunda función, no sólo llegaron segmentos decisivos de la economía mexicana a la de Estados Unidos, sino que contribuyeron a articular el propio mercado interior.
Para algunos historiadores en la última década del siglo XIX, le dieron el nombre al movimiento económico de Lerdo, como el "Milagro Porfirista", por la gran confianza que tenían las personas del dinero para incrementar los negocios que ya se habían instalado desde los inicios como Villa Lerdo de Tejada, misma que para 1885 oscilaba por los 16 mil habitantes y aquí se concentraban a todos los hombres de empresas más representativas en la Región: su centro comercial se había desarrollado totalmente, con grandes almacenes de ropa, abarrotes; bien surtidas ferreterías, mercerías, etc.
Agrupaciones con carácter intelectual formada por individuos bien conocidos en el País.
Y desde entonces los empresarios agrícolas conocidos como terratenientes de La Laguna eran dueños de miles de hectáreas, que fueron convertidas en grandes extensiones del cultivo de algodón, éste bañado por el Río Nazas y Aguanaval, agricultores que además de sembrar la tierra muchos de ellos se volvieron industriales textiles, dispersando su producción precisamente cuando el ferrocarril los acercó a los mercados del centro de México.
Así mismo, a partir de 1885 un gran número de inversionistas con nombres y apellidos curiosos, se registraban sus minutas o escrituras de Sociedades Mercantiles en Comandita Simple, o en Nombre Colectivo, en el Registro Público de Comercio de la Villa Lerdo; de personajes que ya radicaban en este terruño, y ciudadanos de la naciente Villa del Torreón, o de extranjeros que venían como emigrantes, según lo demuestran numerosas protocolizaciones realizadas por los notarios de este lugar como: Lics.
Pedro Álvarez, Buenaventura Cincunegui, Eduardo G.
Cadaval, Tomás Fernández, Pedro Ávila y José Sariñana, en diferentes giros: de comercio, minería, agrícolas e industrial, etc.
, es así como llegan a establecerse los inversionistas siendo los siguientes: En ese sentido el español Ángel Hernández Luengas fue uno de los primeros banqueros en toda la Comarca Lagunera, su casa bancaria y comercial era la única en esa época que refaccionaba a la mayor parte de los agricultores laguneros.
Mismo empresario daría origen a la compañía Tlahualilo, la cual fue fundada en la otrora hacienda de Avilés en el año de 1885, el 21 de agosto, con la participación de un grupo de hombres de negocios e inversionistas su mayoría de origen español y radicados en la Villa Lerdo de Tejada, A esta empresa se le designó el nombre de Compañía Agrícola del Tlahualilo Limitada, cuyos principales accionistas fueron Don Juan Nepmuceno Flores, Ángel Hernández Luengas, Francisco Álvarez y Parra, Rafael Arocena, Felipe Chávez, Leandro Urrutia, Carlos Bravo, Valentín Bustamante, Herculano Sarabia, José Antonio Estens, Pedro Navarro, Timoteo Bravo, Cayetano Acosta, Eduardo Sobrino, Vicente Carreón y Celestino Peláez.
Con un capital social de 250 mil pesos, teniendo el objetivo para su explotación agrícola.
Más todavía, el Sr.
Guillermo Delius y Ricardo Schmidt, mayores de edad y solteros radicados en Villa Lerdo, el 12 de diciembre de 1885, formaron una sociedad denominada "Delius y Schmidt", con un capital de 5,500.
00 pesos, con el objeto de compra y venta de toda clase de transacciones sobre Efectos y Géneros de Comercio, establecida en la Villa Lerdo.
El Sr.
Hugo Francke, Pablo Schugt y Federico Ritter, los primeros radicados en Villa Lerdo y el segundo en la Ciudad de México, el 15 de junio de 1886 ambos formaron una sociedad denominada "H.
Francke y Cía".
El Sr.
Sixto Metres e Indalecio Valadez, el primero de Villa Lerdo y el segundo de la Villa de Mapimí, el 20 de abril de 1887 formaron una sociedad denominada "Indalecio Valadez", con un capital de 4,000.
00 pesos aportados por el señor Valadez, y Sixto Metres su aportación como socio industrial o sea nada más como trabajador, el objeto de esta asociación fue de explotación de una casa de Comercio de compra y venta, de toda clase de efectos.
Para 1885 el fundo legal de la Villa, estaba completamente saturado por la urbanización de los solares, razón por la cual los inversionistas españoles y norteamericanos habían buscado otras alternativas de terrenos para instalar sus fábricas; de tal manera que para 1887 los norteamericanos J.
R, FLEMING, G.
F.
REYNOLD y J.
P.
BAYLE, DEL CONDADO DE FHACKELFORD, TEXAS y B.
L.
MOORE, DEL DISTRITO DE COLOMBIA, y JUAN D.
B.
SHEPHENS, DE VILLA LERDO, para ese fin forman una sociedad con el objeto de hacer, vender, y cambiar, aceite de semilla de algodón y fibra de algodón, y la compra y venta de todos aquellos artículos necesarios para la fabricación de los mencionados artículos, y compra y arrendamiento de aquellos terrenos que sean necesarios para la plantación y fomento de dicho negocio.
La oficina principal de dicha corporación en Albany, Texas, tendría oficinas sucursales en Villa Lerdo de Durango.
Para cumplir su objeto adquirieron en donación terrenos que fueron escriturados el 28 de junio del año mencionado por el terrateniente Santiago Lavín Cuadra, correspondientes a una manzana y media de terreno de las que formaba el trazo de la que en ese entonces le llamaban Ciudad Gómez Palacio, terrenos del cuartel 5º.
de Lerdo: Siendo las manzanas 1 (la mitad) y la No.
2 (completa), la primera medía al norte y por el sur 40 metros, por el poniente y oriente 80 metros, y la segunda 80 metros por cada lado, éstas se ubicaron en las calles de "Donceles", Santa Adela, San Lorenzo y Tarragona y cercanos a la zona urbana de la Estación Lerdo, donde los extranjeros instalaron una fábrica de jabones con el nombre de "The Lerdo Manufactoring Company", quienes la dotaron de equipo y maquinaria.
Con la instalación de esta compañía se cumplió la negociación acordada por Santiago Lavín Cuadra y el Central Mexicano, a través de Walter F.
Moore, para obtener los terrenos para las vías y además los representantes de esta empresa la de crear una ciudad con el nombre de Gómez Palacio y la de construir una fábrica de jabón, bodegas, casas y plantar árboles.
Los grupos mercantiles de Monterrey junto con los de Chihuahua, resolvieron pasar a la inversión industrial directa; en la que fundaron fábricas dedicadas a la elaboración de aceites, jabón y otros derivados de la semilla de algodón, de tal manera que en junio de 1887 estos empresarios, adquirieron las instalaciones de una fábrica antigua para fundar La Esperanza, una industria dedicada a la elaboración de aceites, jabón y otros derivados de la semilla de algodón que finalmente, se levantó en la municipalidad de Lerdo de Tejada, en la estación Lerdo del Ferrocarril Central.
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