VOZ DEL DIHABLO El Siglo de Torreón

Se dice que el hombre no puede hablar de lo que no conoce.
.
.
la sentencia tiene mucho de razón.
Afortunadamente, existen las telecomunicaciones; Siglo XXI, se le llama.
Bien, el pasado fin de semana se llevaron a cabo de manera simultánea (al menos el sábado 6 de octubre) dos importantes festivales metaleros: México Metal Fest (Monterrey) y el Force Fest (Campo de Golf Teotihuacán).
Día de hacer historia en México; si antes no teníamos estos festivales masivos al alcance, ahora nos damos el lujo de tener dos el mismo día.
¿Por dónde empezamos, norte o centro? Por raro que parezca, empezaré por lo que no vi.
Force Fest 2018, primera edición de dos días con una sede nueva, experimentación.
¿La ciudad de los Dioses? Al menos Tláloc sí se hizo presente.
Contra las inclemencias climáticas el hombre poco puede hacer.
Tomar previsiones, quizá, o buscar alternativas para que no se afecte tanto el festival.
Pero en primera instancia, ¿por qué sacar el festival de la Ciudad de México? ¿Para explorar una zona “turística”? ¿Para darle un ‘plus’ a los asistentes? ¿Para ir a purificar el alma? ¿O por qué les salía más barata la renta a los organizadores? Digo, no es lo mismo Las Villas que Sol de Oriente, ¿verdad? Pero entonces cuál es la prioridad para Live Talent, ¿economizar o dar un buen servicio a sus clientes? Porque no hay que confundirnos, las promotoras no son casas benefactoras, lucran.
Y lo que buscan no son amigos metaleros, sino clientes.
Y está bien, porque los clientes pagan por un servicio; obvio buscan calidad, por lo menos que se les cumpla lo que se les promete.
Entonces, superamos la parte del lodo, Tláloc se emocionó porque habría rock en México y ya.
Pero qué hay de los detalles que sí atañen a la organización.
Sí, ya sé que no fui.
Pero no se puede tapar el sol con un dedo y no pueden pretender engañar a las personas de una manera tan burda.
El festival les salió mal.
Se les salió de las manos.
O como dijeron por ahí, “quisieron llenar la bolsa del mandado y se les reventó”.
Más allá de que el lugar del evento no era de fácil acceso, de los cobros excesivos de taxis, de los tours que se “desaparecían” o tardaban en llegar por las condiciones del clima.
Más allá de un ambiente inseguro, del sistema de pago sin dinero en efectivo que no funcionó, de la red caída (pese al flamante patrocinador), del VIP de consumo mínimo de 20 mil pesos.
De los precios ridículos.
Más allá de todo lo que se les ocurra, comienza el Apocalisis: la cancelación de bandas estelares.
Primero Lamb of God y le siguieron Testament, Exodus, Senses Fail, DevilDrive y Rob Zombie.
Ante eso, ¿qué se puede decir? Los mismos organizadores no supieron manejar la información a tiempo, movieron horarios y escenarios y los perjudicados fueron los clientes.
Y vendría la cereza en el pastel.
¿Alguien sabe quién es Danzig? Para los que no, ahí está Google.
Pónganle a ver qué sale.
Pues bien, una de las principales atracciones de todo el festival se quedó sin tocar estando presente.
¿La causa? Aparentemente, decisión unilateral de Slayer.
¡Qué feo, deveras! ¿Que sí habrá rembolso? Jaja.
Ojalá.
Dicen por ahí que en sus monederos virtuales hubo quien no usó algunos pesos el sábado y para el domingo ya no servían.
¿A dónde se fue ese dinero virtual? Como consumidor, lo mínimo que esperas es un buen trato, ¿cómo regresar a comer a un restaurante donde te trataron mal? Y esperen, porque luego de que la petición en Change.
org, dónde casi 7 mil personas (hasta la noche de ayer) habían firmado para que el Force Fest les expliqué lo que pasó o les devuelva algo de sus entradas, resulta que ya hay una “amenaza” de migrar a Monterrey el año que viene.
Sí, Monterrey, donde el sábado pasado se llevó a cabo una edición más del México Metal Fest, festival donde todas las bandas principales salieron puntuales al escenario.
¿Coincidencia? Live Talent tiene la piel muy delgada; como se dice vulgarmente, les gusta hacer pero que no les hagan.
Desde la organización de festivales anteriores contestan de manera burlona (en ocasiones) en sus redes sociales y borran comentarios en algunas de sus páginas, hasta bloquean usuarios.
Y ahora resulta que ellos han caído en esa guerra sucia al tratar de desprestigiar a otros a través de cuentas “ajenas”.
Si lo que los organizadores del Force Fest querían era tener un Wacken mexicano, lo único que se trajeron fue el lodo.
La Música del Dihablo [Facebook] Más información en El Siglo de Torreón