Al iniciar hoy una visita a Costa Rica, el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el portugués António Guterres, fue advertido por los siete expresidentes costarricenses acerca de que "la continuación de la violencia en Nicaragua podría muy bien desencadenar una nueva guerra civil" en ese país.
Tras alertar que "estamos a la puerta de una nueva crisis humanitaria regional", los siete ex mandatarios escribieron en una carta a Guterres a propósito de su llegada a este país que un nuevo conflicto bélico en Nicaragua provocaría "enorme sufrimiento para sus habitantes, con enorme perjuicio para el resto de Centroamérica y poniendo en grave riesgo la estabilidad y la paz de otros países de la región".
"Su posición como secretario General de Naciones Unidas y su valiosa y ejemplar experiencia sobre el sufrimiento de los desplazados como Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, lo sitúan en inmejorable posición para apreciar el dolor humano que generan estas circunstancias y los graves riesgos que ellas implican", agregaron.
La misiva fue suscrita por los ex presidentes Oscar Arias Sánchez (1986—1990 y 2006—2010), Rafael Ángel Calderón Fournier (1990—1994), José María Figueres Olsen (1994—1998), Miguel Ángel Rodríguez Echeverría (1998—2002), Abel Pacheco de la Espriella (2002—2006), Laura Chinchilla Miranda (2010—2014) y Luis Guillermo Solís Rivera (2014—2018).
Guterres llegó a Costa Rica para conmemorar el 40 aniversario del establecimiento (1978) de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte—IDH), instancia autónoma de la Organización de Estados Americanos (OEA) que es el máximo tribunal hemisférico y a partir de 1979 tiene su sede en Costa Rica.
CONTEXTO
Con un efecto generalizado sobre Centroamérica, y en particular en la vecina Costa Rica por el sur, Nicaragua sufrió dos guerras civiles a finales del siglo XX que dejaron un saldo de unos 50 mil muertos, miles de lisiados y heridos y un panorama general de desintegración y conmoción nacional, con profundas y prolongadas consecuencias negativas socioeconómicas.
La primera se agudizó a inicios de la década de 1970 con la sublevación armada de guerrilleros del hoy gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en contra de la dictadura de la familia Somoza, que gobernó a partir de 1934 y fue derrocada por los insurgentes en 1979.
La segunda estalló a principios del decenio de 1980 para combatir al régimen del FSLN y concluyó en 1990, con elecciones anticipadas y un proceso general de paz de desarme y otros mecanismos de reconciliación.