Mi otro yo El Siglo de Torreón

Actualmente, los especialistas en salud han identificado una amplia gama de trastornos mentales.
La esquizofrenia, la depresión, el trastorno bipolar, la demencia o el autismo, son sólo algunas de las muchas discapacidades que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) afectan a más de 560 millones de personas en el mundo.
A pesar de que cada trastorno se manifiesta de manera diferente, todos se caracterizan por presentar graves alteraciones en el pensamiento, emociones, conducta, percepción y sobre todo en las relaciones con los demás.
Pese a las acciones y grandes esfuerzos de organismos internacionales para prevenir y controlar estos trastornos, las cifras van en aumento y definitivamente traen graves consecuencias a nivel socioeconómico, además de que afectan considerablemente las relaciones familiares, sociales y laborales del paciente.
El trastorno Uno de estos trastornos es el afectivo bipolar, considerado una enfermedad mental severa.
La OMS calcula que aproximadamente entre 60 millones de personas en todo el mundo son afectadas por este desorden, el cual se caracteriza por la presencia de episodios depresivos y maníacos separados por periodos de eutimia (estado de ánimo normal).
En la fase de manía, el afectado presenta un estado de ánimo de irritabilidad, exaltación, hiperactividad, autoestima muy alta y no desea dormir.
Por otra parte, durante los episodios depresivos el paciente duerme en exceso y aparecen emociones como la tristeza, ansiedad y angustia.
Los especialistas señalan que la manifestación de las fases es particular de cada persona y sin lugar a dudas depende de la gravedad del desorden maníaco-depresivo.
El trastorno bipolar no debe ser confundido con el sólo hecho de cambiar de ánimo, ya que cada episodio es muy marcado y por lo general dura varias semanas.
Según estudios de la Sociedad Internacional de Desórdenes Bipolares (ISBD) y la Fundación Internacional Bipolar (IBPF), en algunas ocasiones el paciente también puede experimentar episodios mixtos, en el que emociones como la angustia y tristeza se combinan con la exaltación e hiperactividad de la fase maníaca.
Por desgracia, estos episodios mixtos son los que aumentan las posibilidades de suicidio.
Su clasificación Asimismo, es importante señalar que se han identificados distintos tipos de trastorno bipolar en los cuales los síntomas cambian bruscamente y se vuelven impredecibles, lo cual provoca sufrimiento en el paciente y una disminución en su calidad de vida.
Trastorno bipolar I: En este tipo, el paciente ha sufrido un episodio maníaco seguido de un estado de ánimo depresivo.
En algunas ocasiones el episodio maníaco es tan fuerte que puede causar una psicosis, es decir, el afectado se desconecta de la realidad.
Trastorno bipolar II: En el segundo tipo, la persona ya ha sufrido al menos un episodio depresivo muy fuerte, pero aún no ha presentado un episodio maníaco.
Trastorno ciclotímico: El tercer tipo se caracteriza por afectar principalmente a niños y adolescentes.
Se presentan bastantes episodios maníacos y depresivos, sin embargo, estos episodios no son tan graves como los del tipo I y II.
Un origen difuso A pesar de que las causas del trastorno afectivo bipolar aún no son del todo claras, recientes estudios muestran más del 80 por ciento de las personas que sufren esta enfermedad tienen parientes con algún otro desorden mental, por lo que se concluyó que la enfermedad tiene bases genéticas y posiblemente sea hereditaria.
También se descubrió que el trastorno puede ser consecuencia de factores ambientales y desequilibrios bioquímicos, de modo que la producción y funcionamiento de hormonas y neurotransmisores se vuelve irregular y deficiente.
El trastorno bipolar puede presentarse en cualquier persona y dura toda la vida.
Los primeros síntomas comienzan a aparecer en los últimos años de la adolescencia o durante los primeros años de la adultez.
¿Quién lo padece? Una de las partes más complicadas de esta enfermedad mental es el diagnóstico, ya que por lo general es difícil de identificar.
Existen dos razones por la cual el diagnóstico es complejo.
Hipomanía: A pesar de ser una señal temprana del trastorno, este factor provoca que las personas afectadas presenten un nivel alto de energía, pensamientos grandiosos poco probables y comportamiento alarmante e impulsivo.
Por lo general, el afectado y sus familiares confunden estos síntomas con una ‘actitud positiva’, lo que causa que nieguen la enfermedad.
Adicciones: Trastornos mentales como el afectivo bipolar suelen acompañarse del abuso de sustancias, lo cual también desencadena comportamientos irregulares y problemas escolares, familiares o laborales.
Señales de alarma Sin embargo, para diagnosticar este desorden maníaco-depresivo, los familiares deben prestar especial atención a los siguientes comportamientos o síntomas.
Al ser un trastorno bipolar, es normal que se presenten estados de ánimo contarios.
-Exceso de energía y euforia.
-Sentimientos de ansiedad, culpa, soledad y tristeza.
-La persona tiene pensamientos veloces y habla rápido.
-Irritabilidad extrema.
-Pérdida de interés por actividades comunes.
-Trastornos del sueño.
-Dolor crónico que no se atribuye a enfermedades físicas.
-Creencia de poseer poderes o habilidades poco realistas -Fatiga y poca energía.
-Alto deseo sexual.
-Trastornos alimenticios.
-Adicción principalmente al alcohol, cocaína y fármacos para dormir.
-Pensamientos suicidas.
-Agresividad.
-Sentimientos de pesimismo y desesperanza.
Busca apoyo Una vez diagnosticado el trastorno, es de vital importancia atender las indicaciones del especialista.
A pesar de que en la actualidad aún no hay cura para este desorden, existen diversos tratamientos que controlan los síntomas y mejoran la calidad de vida del paciente.
Los médicos aseguran que los tratamientos resultan exitosos siempre y cuando se sigan al pie de la letra, el paciente sea constante y no lo interrumpa, pues en algunas ocasiones al sentir una ligera mejoría lo abandona.
Es importante mencionar que el tratamiento funciona a largo plazo, por lo que es fundamental que el paciente sea perseverante.
El principal objetivo del tratamiento es disminuir la intensidad y frecuencia de los episodios y así reinsertar social y laboralmente a la persona.
Para lograrlo, también se solicita que tanto los familiares como el paciente asistan a grupos de ayuda, en donde podrán escuchar y compartir experiencias.
Las opciones de tratamiento incluyen: Terapia: Actualmente existen diferentes tipos de psicoterapia.
La más frecuente y recomendada es la terapia de diálogo.
Con el apoyo de un especialista, el paciente puede modificar sus comportamientos y mejorar sus relaciones sociales y familiares.
Medicamentos: Hoy por hoy se dispone de fármacos que detienen los síntomas, las fases agudas y algunos tipos del trastorno afectivo bipolar.
Los especialistas prescriben estabilizadores del ánimo que administrados correctamente, ayudan bastante al paciente.
En algunas ocasiones es necesario probar con varios medicamentos hasta encontrar el que se adecúe a la persona.
No obstante, a pesar de la eficiencia de los fármacos, es normal que algunos tengan efectos secundarios.
Es importante estar alerta y mencionarlos inmediatamente al doctor.
Cabe resaltar que no se debe consumir ningún medicamento sin supervisión médica y tampoco se debe dejar el tratamiento sin antes consultar al especialista, ya que puede resultar peligroso suspenderlo repentinamente.
Debido a la estigmatización del trastorno afectivo bipolar, se ha comprobado que solamente un tercio de quienes la padecen buscan ayuda y comienzan un tratamiento.
Si el desorden mental no se trata, puede dañar permanentemente las relaciones sociales del afectado, bajar su rendimiento y orillarlo al suicidio.
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