Sentenciados: Vio a la muerte tocar su puerta Elimparcial.com Sonora

A paso veloz y cargada con sus utensilios de trabajo, la joven de 16 años caminaba por la acera del transitado bulevar mientras se imaginaba diferentes peinados que le podía hacer a su clienta.
La luz y el constante tránsito de automóviles le dieron la confianza necesaria para andar despreocupada pese a que el Sol se había ocultado.
El rumbo le era familiar, sabía por dónde se movía.
Lo que no tenía en cuenta era que había llamado la atención de alguien que la vio pasar.
La mirada del sujeto no se separó de ella y éste decidió seguirla.
Ella estaba en peligro y no se daba cuenta.
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Victoria era una joven como muchas; alegre y con numerosos amigos, le gustaban las fiestas y tenía un amor inmenso por su familia.
Pero era distinta a muchas adolescentes; la situación económica por la que atravesaban en su casa la obligaba a buscar opciones para cooperar y que fuera menos el problema.
Victoria aprendió a cortar el pelo y a maquillar, incluso tenía clientas que le solicitaban que acudiera a sus casas.
Así era su vida, entre trabajo, amistades y estudios.
Pero todo ello cambiaría el 15 de agosto de 2016.
Alrededor de las 20:00 horas de ese día una persona le habló y le pidió que se presentara en su residencia para que le hiciera un peinado, ya que tenía un compromiso.
Y así lo hizo.
Salió de su casa y tomó el bulevar Colosio, al Poniente de la ciudad; el camino era corto, por lo que decidió caminar acompañada de su “maletita” con los instrumentos de trabajo.
El bulevar estaba iluminado y no había problema, pensó.
De repente sintió una mano en su cintura, mientras otra cubrió su boca con un trapo para que no gritara.
Muchas cosas pasarían por su mente en ese momento, no sabía si se trataba de un asalto o a qué se enfrentaría.
Sintió miedo, desesperación y gran angustia, se acordó de sus papás, de sus hermanos, de sus amigos, a quienes desearía haber podido pedir auxilio.
El atacante la tomó con fuerza y prácticamente la arrastró a un sitio oscuro; ella luchaba y luchaba, sin embargo, la fuerza del hombre del joven era superior.
Pasaría por momentos indescriptibles, fue ultrajada y golpeada varias veces.
El agresor tomó la bolsa que la menor traía y con una de las asas (agarraderas) de la misma intentó ahorcarla; Victoria sentía que el aire se le iba, no podía respirar, su mente estaba llena de recuerdos y en segundos perdió el conocimiento.
“Hasta aquí llegaste, hasta aquí”, le dijo él.
El delincuente pensó que estaba muerta y se asustó; se echó a correr y dejó a la víctima tirada.
LA VEN A LO LEJOSVictoria había perdido el conocimiento después de que el desconocido la ahorcara; al recobrar la conciencia, a lo lejos percibió las voces de dos mujeres y un hombre que se habían acercado al lugar donde la habían dejado.
Se trataba de Romelia y Ángela, dos transeúntes que habían llegado a una taquería cercana alrededor de las 20:30 horas.
Cenaron y al dirigirse al auto para retirarse, Ángela abrió la puerta del acompañante y observó a lo lejos algo que le llamó la atención: “Oye, verás, hay algo allá, parece una persona tirada”, le comentó Ángela a su amiga.
La oscuridad las llevó a pedir el apoyo de un empleado de la taquería; los tres corrieron al sitio y observaron a la adolescente.
“Alguien me hizo daño”, fueron las primeras palabras de la menor, después serían gritos y desesperación; llamó varias veces a sus papás, tratando, como si pudiera, alejar el abuso.
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LLEGAN SOCORRISTAS Y POLICÍAEn un instante al lugar llegaron policías y socorristas de la Cruz Roja para darle los primeros auxilios y conocer qué había pasado.
Peritos de la Fiscalía General de Justicia del Estado buscaron detalles, tomaron huellas y todo aquel objeto que les pudiera ayudar en la investigación.
La adolescente no pudo subir sola a la camilla, por lo que fue necesario cargarla; el ulular de la ambulancia se escuchaba al momento de llavarla a algún hospital.