Sentenciados: Violentos robacasas ponen en jaque a la policía Elimparcial.com Sonora

Miriam no tuvo tiempo de reaccionar cuando un hombre la sorprendió con un arma de fuego en el momento en el que ella estaba por fuera de la casa de la familia con la que trabajaba.
Con la pistola apuntando a su cabeza, la llevó al cuarto de lavado, donde le cuestionó si había más gente, a lo que contestó afirmativamente.
"Vengo por los objetos de valor, no hagas ninguna tontería porque te meto un tiro", le advirtió, antes de amarrarle pies y manos con cinta, además de taparle los ojos y la boca.
El hombre escuchó a la señora Gloria, que sin imaginarse lo que sucedía, caminaba a la cocina cantando.
Después de obligar a la empleada de la casa a entregarle un maletín con joyas, abusó de ella y se marchó del lugar sin dejar rastro aquella tarde del 21 de junio de 2011.
Las denuncias con robos similares en la que un par de sujetos armados irrumpían en una casa con sus moradores adentro para exigirles el dinero y los objetos de valor continuaron aumentando durante el mes de julio.
La madrugada del día 3, una familia entera con niños pequeños pasó momentos de pánico en el interior de su casa en la colonia Bachoco.
En esa ocasión, los hampones rompieron el vidrio para ingresar al domicilio donde se encontraba una pareja de esposos, sus hijos y sus nietos.
Después de incluso amenazar a los niños con matarlos si no se callaban pues estaban llorando, los dos sujetos se llevaron dinero, joyería, computadoras, celulares y el pick up Ford de la familia, que sería recuperado horas después tras ser abandonado en Los Olivos.
La historia se repitió el 11 de julio en la colonia Las Colinas, también de madrugada, cuando otra familia fue sorprendida por los delincuentes, que lograron apoderarse de computadoras, dinero y otros objetos.
Apenas dos días después, el 13 de julio por la mañana, los ladrones se presentaron como plomeros para irrumpir en una casa de la colonia Raquet Club: “Somos plomeros, venimos a arreglar la cisterna”, le dijeron a la empleada de servicio, Rebeca.
En esa ocasión fueron tres los sujetos que sometieron a tres empleados de servicio y una joven que estaba en el interior, pero no pudieron evitar que dos mujeres escaparan corriendo al darse cuenta de lo que sucedía.
“Ya vámonos porque la morrita se salió y va a llamar a la Policía”, dijo uno de los hombres al asomarse por la ventana, mientras otro revisaba la bolsa de la dueña de la casa, y al sacar su credencial se da cuenta de que se equivocaron de casa.
"Aquí no pasó nada, no les hicimos nada ni robamos nada, si ustedes le llaman a la Policía se van a arrepentir", advierten antes de retirarse con el efectivo que había en la bolsa de mano.
Lo sucedido en la colonia Raquet Club era un aviso de que la suerte se les estaba agotando a los sujetos, que ya habían sido descritos por sus víctimas y su apariencia encajaba con las denuncias que se habían realizado en los dos meses anteriores en la capital sonorense: No había duda de que se trataba de los mismos.
El décimo robo ocurrió el 9 de agosto a las 16:30 horas en la colonia Centenario.
Nuevamente los ladrones tocaron a la puerta e ingresaron a la fuerza al ver que abrían.
Esa vez amenazaron con un cuchillo a una pareja de esposos para que les entregaran 13 mil 500 pesos en efectivo, a quienes ataron con cinta gris.
Además se llevaron una televisión y botellas de licor.
Al llegar los oficiales de la Policía y entrevistar a varios vecinos, estos dijeron haber visto un Mustang rojo que horas antes transitaba de manera sospechosa por la cuadra.
Ése era el dato que necesitaba la Policía para acercarse a los delincuentes.
Menos de 5 horas después, ya se tenía el reporte de personas que intercambiaban artículos frente a un Mustang rojo, con las características del que habían descrito los vecinos de Centenario, en una cerrada de la colonia Puerta Real, por lo que los agentes se trasladaron a la dirección.
Al llegar, dos de los hombres trataron de meterse a una vivienda, pero fueron retenidos por los agentes y, al hacerles la revisión a uno de ellos, se le encontró fajada una pistola calibre 25, precisamente al que dijo ser propietario del auto, donde, además, había una daga, una pistola de juguete y varios objetos que después serían reconocidos como propios por varios de los denunciantes.
Carmelo y Damián fueron identificados por sus víctimas, primero al ver fotografías de los acusados y después a través de la cámara de Gesell, donde incluso los denunciantes tuvieron oportunidad de escucharlos al pedirles que repitieran las palabras exactas de las amenazas que realizaron en cada uno de los robos.
Esto fue confirmado mediante los careos, pese a que los dos sujetos negaron su participación en los múltiples atracos.
Además, las autoridades pudieron cotejar las huellas dactilares recabadas en algunos de los robos con las de ambos acusados, con lo que se terminó de confirmar su culpabilidad.
Del tercer cómplice mencionado en algunos de los atracos no hubo indicios para identificarlo.
Al dictárseles 3 años de prisión por cada robo cometido, a Carmelo se le impuso una pena de 30 años tras participar en los 10 atracos; mientras que el castigo para Damián fue de 27 años, al no poder acreditársele uno de los 10 delitos.