¿Meade combatirá la corrupción de EPN? Plumas del Golfo

VENTANAS ROTAS   Por Víctor Manuel Vallejo Cruz   Ayer domingo 3 de diciembre de 2017, en un proceso fast track, de los que nos acostumbramos a escuchar en la negociación del TLC, con el debido acartonamiento correspondiente, José Antonio Meade fue ungido como el pre candidato único del PRI a la presidencia de la República.
Bastaron no más de dos minutos para que la Comisión Interna de Procesos Electorales del ex otrora partidote, se diera cuenta que un simpatizante – Meade dixit – cumple con los requisitos estatutarios para encabezar la que seguramente será la madre de todas las batallas electorales que se escenificará el año entrante, como abanderado del tricolor.
  Destacó su mensaje de combatir desde el primer minuto la corrupción de uno de los gobiernos más corruptos de que tengamos memoria los mexicanos.
Juzgue usted si es creíble tal oferta electoral, sobre todo cuando está avalada por una larga lista de gobernadores que han convertido el gobierno de sus entidades en una organización delincuencial de cuello blanco, personajes a los que por cierto, el recién ungido no se dignó a tocarlos ni con el pétalo de una rosa, a pesar de los instrumentos de control y supervisión que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público cuenta por medio de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y el Servicio de Administración Tributaria, quienes cumplieron una participación de cómplices ante la flagrante operación de desvío de recursos públicos a través de empresas fantasmas, o bien al retirar cientos de millones de pesos de las oficinas bancarias como es el caso documentado de Javier Duarte, o bien depositando recursos públicos que deberían estar en cuentas separadas por programa para ser usados para el Seguro Popular, o para la adquisición de medicamentos o para la atención del problema de inseguridad y que fueron a canalizarse en una cuenta concentradora – la famosa licuadora – manejada a su antojo por los distintos gobernadores del país, sin que hasta el momento hayan podido comprobar su destino final ante la Auditoria Superior de la Federación.
  Todo esto pasó utilizando el sistema bancario mexicano del que en varios momentos fue secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade, quien ahora ofrece a sus correligionarios del PRI, enfrentar de manera contundente la corrupción.
Ni qué decir de las fortunas de recursos públicos del gobierno federal de Enrique Peña Nieto desviados a través de la contratación de Universidades e Institutos de Educación Superior, para evadir la aplicación de las Ley de Obras Públicas y Servicios Relacionados con la mismas, y que se encuentran documentadas tanto por la Auditoría Superior de la Federación así como por Organizaciones de la Sociedad Civil que tienen una verdadera cruzada, esta sí creíble, en el combate y divulgación de los mecanismos tan “innovadores” con que cuentan en estos momentos los “servidores públicos” del país.
  Pues bien esa es la oferta política del PRI, combatir la corrupción originada por ellos mismos, claro está sin olvidar los “grandes aportes” hechos a través de los últimos años, como la “exitosa” fábrica de pobres que ha logrado que la mitad de nuestra población se encuentre en esa situación de vulnerabilidad, o la “enorme aportación” al control poblacional que significa la violencia imparable y sin límite a la que se encuentra sometida vastas regiones del territorio nacional.
Pues bien, usted sabrá estimado lector, si este es el Tlatoani que vendrá a remediar los grandes problemas nacionales de nuestro país.
Usted lo cree.
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