Covid dio otro golpe a Mariel y Toño; el sismo del 19-s los dejó heridos Excelsior

Laura ToribioCIUDAD DE MÉXICO.
En 2017, cuando tenía nueve años, a Mariel se le rompió la pelvis en seis pedazos.
Tuvo una fractura de fémur y una perforación en el estómago; se le dañó el bazo y el hígado.
Perdió una parte de intestino.
A Toño, su hermano, quien tenía 13 años, se le deshizo el hueso astrágalo (del lado izquierdo) que une la pierna con el pie y le transmite todo el peso del cuerpo.
También perdió parte de su peroné.
El 19 de septiembre de hace tres años, cuando intentaban ponerse a salvo fuera de su departamento en la colonia Santa María Aztahuacán, en Iztapalapa, los hermanitos fueron alcanzados por una barda que colapsó en el patio comunitario de su vivienda.
Ese día a Mariel y Toño no sólo se les rompieron algunos huesos: también se les quebraron parte de sus sueños.
Hoy, físicamente ya casi están recuperados por completo, pero la pandemia de covid-19 vino a darle un nuevo golpe a su estado ánimo.
  Pues a veces todavía estoy triste y la pandemia sí me ha caído mal porque cuando pasó lo del temblor no pude seguir bien con mi cuarto año primaria.
Ahora me pasó lo mismo y ya no pude ni siquiera despedirme de mis compañeros de sexto.
Se siente frustración porque para mí era algo muy importante vivirlo.
He pensado incluso que la escuela no es lo mío porque siempre me va mal o algo pasa, pero luego reflexiono y siento que soy buena estudiante y no quiero quedarme sin estudios”, contó Mariel.
  La pequeña sobreviviente del sismo, quien estuvo cinco días en coma, ya ingresó a la secundaria.
Lo hizo a distancia a causa de la contingencia sanitaria.
  El temblor sí representó para mí un cambio muy radical en mi vida emocional.
Cambié mucho, ya no fui como antes, que jugaba y quería salir porque después, como estuve un tiempo en silla de ruedas, me daba pena que la gente me viera.
Ahora estoy muy bien de mi salud, pero hay algunas cosas que no puedo hacer al 100%, como ejercicio, correr, brincar, cosas así.
Con esta situación de la pandemia la verdad es que estoy estresada, quizá por mi edad me ponen triste muchas cosas, como tener que conocer a mis maestros y compañeros a través de una computadora; la verdad es que no me gusta”, confesó.
  Luego de seis operaciones y tras dos años de rehabilitación, Toño, quien está a punto de cumplir 16 años, ya lleva un avance de 95% de recuperación.
El impacto que su pierna recibió es equivalente a que le hubiera caído una tonelada de peso encima.
En estos momentos se encuentra trabajando en una papelería porque por el sismo de hace tres años, y ahora por la pandemia, tuvo un retraso en sus aprendizajes y no obtuvo un lugar para estudiar el bachillerato.
  Miriam Flores, la mamá de Mariel y Toño, recuerda el 19 de septiembre de 2017 como la peor fecha de su vida.
Reconoce el fuerte espíritu de sus hijos para salir adelante en medio de la adversidad.
  La vida les cambió en tres minutos.
De ser niños normales y tranquilos, en esos minutos se quedaron con los huesos y sueños rotos.
Toño iba muy bien en la escuela, era un chico popular, con buenas calificaciones, pero pues después tuvo que faltar mucho y ya no adquirió muchos conocimientos.
Ahorita está trabajando y estudiando un diplomado en criminología y hará su bachillerato en línea, pero, sin duda, tanto el sismo como la pandemia afectaron su trayectoria escolar.
Mariel también ha recibido golpes porque estaba muy emocionada por su salida de sexto año- Me hizo hacerme vocal con tal de que organizara y pues con la pandemia ya no se pudo concretar su graduación.
Han sido dos golpes muy duros para ellos en menos de tres años”, dijo.
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