Inés baja la empinada cuesta de San Francisco Chimalpa, en Naucalpan, Estado de México, con semáforo rojo, y respira profundo antes de subir a un camión que va lleno, donde le toca viajar de pie para llegar a Cuatro Caminos, para de ahí ir al Metro para llegar a Polanco, donde la pandemia marca color naranja, pero el riesgo de contagio es el mismo.
Ella lleva cubrebocas, careta y gel antibacterial, además de una bolsa con un cambio de ropa y zapatos que le pide su empleadora, para asegurar que no lleve el virus a la casa en la que trabaja dos días a la semana, por 350 pesos la jornada.
“Me da miedo contagiarme de Covid-19, pero tengo que mantener a mis hijos y a mi mamá, me quedé sin dinero y el hambre es canija”, señala Inés, mientras camina aprisa entre miles de personas por los pasillos del metro Cuatro Caminos.
En México, hay al menos 2.
4 millones de trabajadoras del hogar, que con la pandemia por Covid-19, “hemos vivido una situación extrema, complicada y de angustia, pues 93% somos jefas de familia, algunas además cuidan de sus padres”, afirmó Isidra Llanos, secretaria general colegiada del Sindicato Nacional de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar (Sinactraho).
Sólo 20 mil empleadas del hogar cuentan con IMSS, el 2% de las trabajadoras del país, “la mayoría trabajamos sin seguridad social o protección ante enfermedades como le Covid-19”, indicó Llanos.
La mayoría de las empleadas del hogar están en el Valle de México, quienes como Inés se mueven entre los municipios metropolitanos hacia la CDMX a trabajar en casas y departamentos, pero pocas de planta que logren asegurar un salario mensual, revelan cifras.
En esta pandemia, al menos 50% de ellas fueron despedidas sin indemnización o fueron “descansadas” sin pago, otras sólo con pagos parciales; quienes enfermaron se tuvieron que aislar sin ingreso, apuntó Isidra con datos de una encuesta que realizan en colaboración con la Red de Seguridad con Trabajadores en Riesgo.
Esta crisis se acentuó porque muchos de sus empleadores también perdieron el trabajo, por lo que “aún con miedo, salimos a trabajar porque necesitamos mantener a nuestras familias”, afirmó Isidra.
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