Existe un viejo dicho que señala “Viven como reyes”, en alusión a que la vida de quienes integran las coronas del mundo es perfecta, pues su calidad de vida es alta y no carecen de casa, vestido o sustento.
Sin embargo tras años de revelaciones de protocolos que tanto hombres como mujeres de la realeza deben seguir, se han visto descubiertas ciertas prácticas que los privan hasta cierto punto de su libertad de elección, desplazamiento, comportamientos, vestimenta y recreación.
En búsqueda de conservar una identidad que le muestre al mundo un “ejemplo” de orden establecido, a los príncipes, reyes, duques, etc.
, se les han conferido tareas y decisiones diplomáticas, mientras que a sus cónyuges se les reconoce por ser la que se casó con y por sus labores domésticas, habilidades de crianza y su imagen.
Sin embargo esas reglas comenzaron a dejar de ser obedecidas por Diana de Gales, mejor conocida como “Lady Di”, madre de los duques Harry y William, primera esposa del príncipe Carlos de Inglaterra.
Para Diana los estatutos reales fueron cuestionables, mostrándose siempre al mundo como una defensora de la libertad y los derechos, situación que la llevó a romper estereotipos.
“Las mujeres de la corona deben seguir diversos protocolos”, y ese fue el primer protocolo que rompió.
Los votos nupciales emitidos en la ceremonia por cada nueva integrante de la familia real ya estaban predeterminados, ella decidió que con su boda no sería lo mismo; en ese documento las mujeres prometían obedecer a sus esposos en todo momento y para la princesa eso no sucedería, así que se negó a decirlo.
La corona le exigía seguir una agenda en la que las presentaciones y tratos diplomáticos absorverían la mayor parte de su tiempo, sin embargo ella decidió que no sería así y pasaba más de una hora diaria con Harry y William.
Las royals tampoco asistían a los eventos escolares de sus hijos, sin embargo, recientemente comenzó a circular en redes una fotografía de Diana corriendo por un jardín en medio de una competencia por el Día de las Madres en la escuela de Harry, ese fue un acto que desobedeció en todo momento “guardar postura”, pues para la corona la princesa lucía desalineada, pero para ella lucía real, como una madre.
Definitivamente uno de los hitos de la etapa de Lady Di fue su forma de vestir, ya que además de su buen gusto que la catapultó como un ícono de la moda, dejó de depositar su valor y respeto en el largo de su falda, siendo un vestido negro arriba de la rodilla y de escote en la espalda, el más polémico de su vida, pues también decidió acompañarlo de medias negras.
A las mujeres de la realeza no se les permitía bailar si no era con sus parejas, pero en una celebración en la Casa Blanca, ella decidió que nada le impedía bailar con John Travolta, pues ella tenía claro que no le pertenecía a nadie y que un baile tampoco significaba una infidelidad, sin embargo eso también le valió más críticas en su contra.
Se divorció del príncipe Carlos a pesar de ser una prohibición de la corona, por lo que se le castigó sin proporcionarle sustento, sin embargo eso no impidió que lo hiciera pues tenía claro que desde el momento en el que optó cambiar sus votos, había manifestado ante el mundo que ella tenía poder de decisión.
Todas estas acciones se basan en el derecho de elegir lo que una mujer quiere para ella y su vida y desde luego rompen con el orden social establecido, mismo que el feminismo ha llevado un sinfín de veces al estrado del cuestionamiento, pues quienes lo “establecen” se han olvidado de darle voz también a las mujeres.
Probablemente Lady Di no se catalogaba como feminista, pero tenía claro que su capacidad de elección iba más allá de las reglas de una monarquía.
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