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Aun cuando la masacre estudiantil de 1968 dejó una dolorosa huella que marcó a generaciones, nunca fue esclarecida.
Vicente Leñero construye una historia que revela el origen, desarrollo y conclusión de este movimiento.
La voz de muchos de sus participantes está contenida en esta obra: alumnos, activistas, porros, profesores, intelectuales, trabajadores, políticos, policías y militares.
Todos ellos cuentan los hechos desde su perspectiva.
Estructurada en varias historias independientes que se entretejen, la narración nos lleva por cada una de ellas hasta que todas terminan con la muerte de alguno de sus protagonistas en la Plaza de las Tres Culturas.
Leñero nos deja oír magistralmente esas voces: la historia de un chico homosexual y su pareja, mientras uno de ellos es asesinado en la plaza de Tlatelolco, el otro termina en la prisión de Lecumberri; la de un soldado que se ve obligado a participar en la represión; la de dos burócratas casi jubilados que al principio rechazan el movimiento pero luego lo apoyan activamente y terminan muertos.
Originalmente escrito como guion cinematográfico, se adaptó a lo que Guillermo Arriaga llama un “libro cinematográfico”.
¿El resultado? Una narrativa ágil, visual y llena de acción.
Leñero en su estado puro.
Sobre el autor ha sido merecedor del Premio Nacional de Literatura, Premio Xavier Villaurrutia y Premio Biblioteca Breve, entre otros.
Así mismo es autor imprescindible en la literatura mexicana con títulos tan importantes como “Los albañiles”, “El evangelio de Lucás Gavilán”, “Los periodistas” y “Asesinato.
Novelista”, cuentista, dramaturgo y periodista, su obra ha acompañado y marcado a varias generaciones que han encontrado en ella a un autor en constante búsqueda de la experimentación y la renovación sin dejar de lado su compromiso con la realidad que lo rodeaba.
La Biblioteca Vicente Leñero reúne buena parte de su obra narrativa.
Fue nombrado miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua el 11 de marzo de 2010, tomó posesión de la silla XXVIII el 12 de mayo de 2011 con el discurso “En defensa de la dramaturgia”.
El 21 de septiembre de 2011 fue galardonado, junto a José Agustín, con la Medalla Bellas Artes de México que otorga el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
A lo largo de su vida, realizó 18 guiones de largometraje, con los que dio gran impulso al cine mexicano.
Ganó el Premio Ariel en cuatro ocasiones.
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